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3 de septiembre de 2021

Viernes 3 de Septiembre de 2.021

Tiempo ordinario 22º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 5, 33-39

¿Es que Dios está contra el ayuno?

33Ellos (los fariseos y los escribas) le dijeron (a Jesús): Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos; pero tus discípulos comen y beben. 34Respondióles Jesús: ¿Queréis vosotros hacer ayunar a los convidados a la boda mientras con ellos está el esposo? 35Días vendrán en que les será arrebatado el esposo; entonces, en aquellos días, ayunarán. 36Y les dijo una parábola: Nadie pone un remiendo de paño nuevo en un vestido viejo; de lo contrarío, romperá el nuevo, y el remiendo tomado del vestido nuevo, no ajustará sobre el viejo. 37Ni echa nadie el vino nuevo en cueros viejos; de lo contrarío, el vino nuevo romperá los cueros y se derramará, y los cueros se perderán; 38sino que el vino nuevo se echa en cueros nuevos, 39y nadie, cuando bebe vino añejo, quiere el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿Es que Dios está contra el ayuno?

Cuando hay tristeza y necesidad, ayunad, pero nunca dejéis de ir a comulgar, porque Dios, Jesús, es el Pan, es el alimento de tu alegría y santidad.

¿Quieres ser santo? Ve a comulgar, y antes confiesa tus pecados, porque Dios sólo puede unirse al que está limpio de todo mal, y uno se limpia con la buena confesión; no hay otra manera que esta, la de irte a confesar con un sacerdote católico y pedir perdón por tus pecados, a Dios, y lo oye el sacerdote, que representa a Dios, y que después de oírte te pone la penitencia, y después perdona tus pecados confesados, y luego, Dios Espíritu Santo, viene y te consuela, te da paz, amor, alegría.

Si un día estás triste, ve a confesarte de tus pecados, y si no has cometido, confiésate de tus pecados pasados, aunque ya los hayas confesado, porque a veces, uno, consciente o inconscientemente recuerda sus pecados cometidos, ya confesados y perdonados, pero los recuerda, sea por sucesos parecidos de otros, sea porque la vida te da el pago de los mismos, de tus pecados, que aunque los hayas confesado y te fueren perdonados, queda la huella natural del que ha sembrado mal; recoge el fruto del mismo mal, que aunque arrepentido te has confesado, no por esto, la semilla que sembraste queda sin fruto. Pero ten claro, que Dios te perdonó, aun cuando la naturaleza pasa a cobrarte por ser deudor de no hacer el bien, lo bueno, lo correcto; porque sí, los pecados cometidos se pagan, aun cuando han sido perdonados, pero Dios, siempre, como en todo, tiene la última palabra, y puede también, parar el mal de tu mal, porque Dios es Dios; así que pídele con la fuerza del amor que sientes por Él en tu corazón, pídele que tu mal cometido, ya confesado y perdonado, no haga mal, sino que por Él, por Jesús, este mal no sea. Y Dios, que es Dios, lo puede hacer todo, si tienes fe y le pides, con sinceridad y humildad, que te libere de tu propio mal o del mal que otros han hecho, porque Dios, de todo mal puede sacar un bien. Dios es Dios; confía en Él. Amén.

P. Jesús

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