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3 de octubre de 2016

Lunes 3 de Octubre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 10, 25-37

El mayor precepto

Luk 10:25 Levantóse un doctor de la Ley para tentar a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué haré para alcanzar la vida eterna?».
Luk 10:26 Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?».
Luk 10:27 Le contestó diciendo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo».
Luk 10:28 Y le dijo: «Bien has respondido. Haz esto y vivirás».
Luk 10:29 Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?».
Luk 10:30 Tomando Jesús la palabra, dijo: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en poder de ladrones, que lo desnudaron, lo cargaron de azotes y se fueron, dejándole medio muerto.
Luk 10:31 Por casualidad, bajó un sacerdote por el mismo camino, y, viéndolo, pasó de largo.
Luk 10:32 Asimismo un levita, pasando por aquel sitio, lo vio también y pasó adelante.
Luk 10:33 Pero un samaritano, que iba de camino, llegó a él, y, viéndolo, se movió a compasión,
Luk 10:34 acercose, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino; lo hizo montar sobre su propia cabalgadura, lo condujo al mesón y cuidó de él.
Luk 10:35 A la mañana, sacando dos denarios, se los dio al mesonero y le dijo: «Cuida de él, y lo que gastes, a la vuelta te lo pagaré».
Luk 10:36 ¿Quién de estos tres te parece haber sido prójimo de aquel que cayó en poder de ladrones?».
Luk 10:37 Él contestó: «El que hizo con él misericordia». Contestole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El mayor precepto

Estás malviviendo porque no cumples el Evangelio, y Dios, Jesús, te dijo, dijo claro, qué es lo necesario para vivir. Porque todo el que malvive en este mundo, seguirá malviviendo en la Eternidad. Las cosas no cambian tánto por la muerte, sino que hay una conexión de vida; quien está alegre en esta vida, vive también la alegría en la Eternidad Celestial, porque la alegría que habita en el corazón del hombre, es la alegría de una vida de paz, y la paz está en los que no tienen mala conciencia. ¡No te vayas!, ven… ¡ven! Ya sé que algunas cosas, y muchas, las has hecho, en tu pasado, mal, a propósito, por venganzas, por celos, por rabia, y fuiste contra la voluntad de Dios y perdiste la paz; pero si hiciste una buena confesión, te digo, que por la Gracia de Dios, puedes, con el tiempo, tener paz y alegría en tu corazón; pero, hijo, hija, debes devolver bien por todo el mal que hiciste; ¿qué dices; que no puedes? Sí que puedes; aunque hayas quitado la buena fama a tus padres o hermanos, puedes devolvérsela, hablando bien de ellos, y pidiéndoles perdón; ¿o es que piensas seguir malviviendo toda tu vida, sin poder conciliar bien el sueño, por tu mala conciencia? Mira, hijo, hija, que si ahora no vives bien, no vivirás bien, jamás. Sé que me comprendes bien! Amén.

P. Jesús

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