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3 de junio de 2017

Sábado 3 de Junio de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 21, 20-25

San Juan Apóstol

Joh 21:20 Se volvió Pedro y vio que seguía detrás el discípulo a quien amaba Jesús, el que en la cena se había recostado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?».
Joh 21:21 Viéndole, pues, Pedro, dijo a Jesús: «Señor, ¿y éste qué?».
Joh 21:22 Jesús le dijo: «Si Yo quisiera que éste permaneciese hasta que Yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Joh 21:23 Se divulgó entre los hermanos la voz de que aquel discípulo no moriría; mas no dijo Jesús que no moriría, sino: «Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que venga, ¿a ti qué?».
Joh 21:24 Este es el discípulo que da testimonio de esto, que lo escribió, y sabemos que su testimonio es verdadero.
Joh 21:25 Muchas otras cosas hizo Jesús que, si se escribiesen una por una, creo no podrían contener los libros.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

San Juan Apóstol

Leemos hoy en el Evangelio, que Juan, San Juan Apóstol, era el amado de Jesús, Dios. Y ayer leímos en el Evangelio, que Jesús, Dios, le preguntaba a San Pedro si era el que más le amaba. Entonces, vemos que aunque Jesús, Dios, amaba a San Juan, quien amaba más a Jesús, Dios, era San Pedro. Y sabemos que San Juan estuvo siempre al lado de la Virgen María, durante la Pasión y la Muerte de Jesús, Hijo de Dios y de la Virgen María.

Analicemos las palabras del Evangelio; todos pensaban que San Juan era el amado de Jesús, eso es lo que pensaban los apóstoles, y es lo que ellos escribieron, pero sabemos que lo que Dios preguntó a San Pedro, si este le amaba más que los demás, y Pedro le dijo que sí.

Sabemos también, por los Evangelios, que Jesús, Dios, amaba a Lázaro, su amigo, y que no era apóstol; sabemos que lloró y sufrió tanto por su muerte, que lo resucitó, después de llevar días muerto, porque nada es imposible para Dios.

Dios puede hacer que tú, que llevas días “muerto” a la fe católica que antes tuviste, puede hacerte resucitar, y puedes tú amarle como San Pedro, porque tú, ¡tú eres amado como San Juan!

Dios te ama y te espera con los brazos abiertos, allí, a las puertas del confesonario. ¡Vamos!

P. Jesús

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