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3 de febrero de 2019

Domingo 3 de Febrero de 2.019

Tiempo Ordinario /4º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 4, 21-30

¿No eres tú hijo de…?

21Comenzó (Jesús) a decirles (en la sinagoga): Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír. 22Todos le aprobaban, maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, decían: ¿No es éste el hijo de José? 23Él les dijo: Seguro que me diréis este proverbio: Médico, cúrate a ti mismo; todo cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaúm, hazlo aquí en tu patria. 24Él les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. 25Pero en verdad os digo también que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambre en toda la tierra, 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue limpiado, sino el sirio Naamán.

28Al oír esto se llenaron de cólera cuantos estaban en la sinagoga, 29y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a la cima del monte sobre el cual está edificada su ciudad, para precipitarle de allí; 30pero Él, atravesando por medio de ellos, se fue.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

¿No eres tú hijo de…?

Algunos te conocen y saben de ti, conocen a tu padre, saben tu historia, y te miran extrañados que cumplas ahora una misión divina, la de dar testimonio de tu fe, con tus obras de la misma.

No comprenden, no entienden y ladean la cabeza cuando les hablan de ti y tus buenas obras de fe, de esa caridad tuya y esta alegría que ven salir por tus ojos, y que tus párpados son como castañuelas que acompañan y dan notas a tu alegría, porque Dios te “pescó”. Él, Jesús, Dios, con sus apóstoles, salió a pescar, y te halló en alta mar, y te llevó a la orilla.

¡Bendito eres de Dios!

¿No eres tú hijo de… ? Sí, eres hijo de Dios, y amado por Él y su Madre y tuya, la Virgen María. Tú sigues siendo aquel, y eres ahora también hijo de Dios.

¡Aleluya! Dios te llamó, te “pescó”.

P. Jesús

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