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3 de enero de 2021

Domingo 3 de Enero de 2.021

Tiempo de Navidad/2º -Santísimo nombre de Jesús

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 1, 1-5.9-18

Desde el principio al fin el Verbo estaba y era Dios

1Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.

2Él estaba al principio en Dios.

3Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.

4En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron.

9(El Verbo) Era la luz verdadera que, viniendo a este mundo ilumina a todo hombre.

10Estaba en el mundo y por Él fue hecho el mundo, pero el mundo no le conoció.

11Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron.

12Mas a cuantos le recibieron dioles poder de venir a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre;

13que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios son nacidos.

14Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

15Juan da testimonio de Él, clamando: Este es de quien os dije: El que viene detrás de mí ha pasado delante de mí, porque era primero que yo.

16Pues de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia.

17Porque la ley fue dada por Moisés; la gracia y la verdad vino por Jesucristo.

18A Dios nadie le vio jamás; Dios unigénito, que está en el seno del Padre, ése le ha dado a conocer.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Desde el principio al fin el Verbo estaba y era Dios

Dios ha vuelto a nacer, la Palabra escrita ha vuelto a escribirse en cada Misa que hoy se ha hecho para Gloria de Dios.

Poned en lugar principal el Sagrario. Ya basta de tenerlo, tantos, en un rincón. Así empezaron a ir mal las cosas de la fe, cuando se sustituyó al Verbo por la palabra del sacerdote.
Dadle a Dios su lugar.

Tú, sacerdote, no eres más que los demás fieles, tú eres el siervo elegido por Dios, para servir a todos los fieles.

El trono de Dios, es el Sagrario.

Si queréis que la vida de la fe, renazca en los corazones, dejad que el Verbo sea adorado. ¡Nadie es como Dios!; todos los demás son iguales.

La Iglesia está mal, porque muchos sacerdotes quitaron a Dios del altar y se sentaron en su trono.

¡¡¡Ya basta!!!

Y tantas almas sufriendo, de madres que pierden a sus hijos, ellas que los llevaron en sus vientres para ofrecerlos a Dios como fruto de su amor con el esposo. Y tantos padres que no saben qué más decirles a sus hijos, que van perdiendo la fe.

¡Sacerdote, tú eres el culpable! Todo pasa por tu culpa, porque haces de tu sacerdocio una profesión y no una vocación. A ti, que haces esto, te espera el Infierno, y Dios tendrá misericordia de los hijos de los padres que se los ofrecieron. Tened fe, padres y madres; tened fe en Dios, y amadlo sobre todas las cosas y personas, sobre vuestros hijos que han perdido la fe. No les permitáis, no les deis licencias para una conducta inmoral, y que vuestras obras sigan proclamando la fe.

Hoy quería deciros esto, que estoy al lado de los buenos padres, que oro por vosotros y que pido a Dios Padre os mantenga unidos los esposos en la fe.

Pasará esta generación de sacerdotes perversos y malvados, y volverá a brillar la fe en los santos, que eligen libremente ser sacerdotes, y lo son, a tiempo completo.

Uníos los buenos sacerdotes y apoyad al Santo Padre, y aunque los malos tienen sus influencias humanas, vosotros, ¡amados!, tenéis la Gracia de Dios, que es más que una influencia, es la Gracia de la acción Divina, y nada ni nadie puede contra ella.

¡Manteneos fieles los buenos sacerdotes!, y dejad de sentiros de segunda categoría; dejad de pensar que ya no se estila en la Iglesia la caridad, y a pesar de tanto daño como habéis recibido de los malos, perseverad, porque la Gracia de Dios es infalible.

Tú, mantente firme en la fe de la bendita Iglesia, a pesar de los malos sacerdotes, de los malos padres o los malos amigos, que dicen vivir la fe católica y que no la viven, porque, de vivirla, la fe se multiplicaría. Tú, sé firme en la fe.

Habrá tiempos nuevos, porque siempre ha sido así; cuando la Iglesia de Dios es atacada por Satanás, salen grandes santos para poner las cosas en su lugar. Y tú, tú tienes que ser santo-a, porque Dios lo quiere de ti, lo espera de ti.

Dios piensa en ti.

¡Vive!, ¡vive la fe!, pese a quien pese, pase lo que pase. Dios, contigo, mantendrá la fe de su Iglesia.

P. Jesús

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