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29 de enero de 2016

Viernes 29 de Enero de 2.016

Evangelio:

San Marcos 4, 26-34

El Reino de Dios

Mar 4:26 Decía Jesús a la gente: «El Reino de Dios es como un hombre que arroja la semilla en la tierra,
Mar 4:27 y ya duerma, ya vele, de noche y de día, la semilla germina y crece, sin que él sepa cómo.
Mar 4:28 De sí misma da fruto la tierra, primero la hierba, luego la espiga, en seguida el trigo que llena la espiga;
Mar 4:29 y cuando el fruto está maduro, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Mar 4:30 Decía: «¿A qué asemejaremos el Reino de Dios o de dónde tomaremos la parábola?
Mar 4:31 Es semejante al grano de mostaza, que, cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra;
Mar 4:32 pero, sembrado, crece y se hace más grande que todas las hortalizas, y echa ramas tan grandes, que a su sombra pueden abrigarse las aves del cielo».
Mar 4:33 Y con muchas parábolas como éstas les proponía la palabra, según podían entender,
Mar 4:34 y no les hablaba sin parábolas; pero a sus discípulos se las explicaba todas aparte.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El Reino de Dios

Dices, dices que no evangelizas nada, que nos ves frutos de tu fe; y yo te digo: ¿Qué prisa tienes? ¿Es que no sabes que primero tiene que morir la semilla para dar fruto? Pues eso, ocurre eso; la persona a la que has hablado de Jesús, de tu fe católica, primero te escucha y al escucharte ya tiene tu semilla, y luego, por desgracia y lo habitual es que parezca que la semilla se pierde, que te sientas como aquel que ha perdido el tiempo, que creas que lo has hecho mal. Si a mí me ocurre, pues, y soy sacerdote, imagínate tú; no esperes mejores resultados incluso que el mismo Jesús; es Dios, y ya sabes la Historia, ¡lo mataron! Y eso que primero pasó la fiesta de Ramos, y todos aplaudiendo, alegres y animados, pero esos que no dormían, y que en vez de velar por su fe, maquinaban matar a la Fe misma, y ¡llegaron a hacerlo!, ¡lo hicieron!; ¡mataron a Dios Hombre en Jesús! Y ya ves, tus expectativas no pueden ser mejores que las del Maestro, así que, ¡paz!, paz y caridad; y deja que la vida siga su curso; la semilla, ésta que tú has sembrado, esta misma, vivirá y se hará un tallo y será una planta y llegará incluso a florecer. ¡No me seas hombre de poca fe! Ya estamos otra vez pesimistas. Vuelvo a empezar pues; ¿recuerdas que mataron a Jesús y resucitó? ¡Sí! Lo recuerdas. ¡Aleluya! Bendito sea Dios, tienes memoria y tienes fe. ¡Adelante con ello! ¡Proclama el Evangelio! ¡Tu fe! Tu fe vivirá y hará vivir la fe en muchos; deja pasar la vida y mientras tanto vive por tu fe, con tu fe, para la fe de tu Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana. ¡Esa es la fe verdadera! ¡Santo! Sí, a ti te lo digo; ¡que vas a ser santo! ¡Claro que sí! Para Dios no hay nada imposible.

P. Jesús

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