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29 de diciembre de 2016

Jueves 29 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 2, 22-35

La presentación en el templo

Luk 2:22 Así que se cumplieron los días de la purificación, conforme a la ley de Moisés, los padres de Jesús le llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor,
Luk 2:23 según está escrito en la ley del Señor que “todo varón primogénito sea consagrado al Señor”,
Luk 2:24 y para ofrecer en sacrificio, según la ley del Señor, «un par de tórtolas o dos pichones».
Luk 2:25 Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él.
Luk 2:26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor.
Luk 2:27 Movido del Espíritu Santo, vino al templo, y al entrar los padres con el Niño Jesús, para cumplir lo que prescribe la ley sobre él,
Luk 2:28 Simeón le tomó en sus brazos, y, bendiciendo a Dios, dijo:
Luk 2:29 «Ahora, Señor, puedes dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra;
Luk 2:30 porque han visto mis ojos tu salvación,
Luk 2:31 la que has preparado ante la faz de todos los pueblos,
Luk 2:32 luz para iluminación de las gentes, y gloria de tu pueblo, Israel».
Luk 2:33 Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él.
Luk 2:34 Simeón los bendijo, y dijo a María, su Madre: «Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel y para blanco de contradicción;
Luk 2:35 y una espada atravesará tu alma, para que se descubran los pensamientos de muchos corazones».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La presentación en el templo

Tú, como Simeón, una vez sentiste la presencia de Dios Espíritu Santo, que te empujó a ir a la Iglesia, y entraste en un templo y, allí, en el Sagrario, encontraste a Jesús, que te esperaba, hacía muchos años.

Dios te espera en el templo, allí, en la casa de Dios, allí donde Dios tiene un hogar; esa es tu casa, ¡no te equivoques!, Dios vive en la Santa Iglesia Católica;  te llama. ¡Vé!

P. Jesús

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