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29 de abril de 2016

Viernes 29 de Abril de 2.016

Evangelio:

San Mateo 11, 25-30

Acción de gracias al Padre

Mat 11:25 Por aquel tiempo tomó Jesús la palabra y dijo: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos.
Mat 11:26 Sí, Padre, porque así lo has querido.
Mat 11:27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo.
Mat 11:28 Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré.
Mat 11:29 Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas,
Mat 11:30 pues mi yugo es blando, y mi carga, ligera».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Acción de gracias al Padre

Sí, tú vas de sabio y prudente, y vives en la más triste desolación interior, la de tu falta de fe, la de tus obras muertas; ¿y crees que podrás seguir viviendo así en la eternidad?; ¿qué crees que te espera de esta vida?, puedes llegar a los cien años, pero ya pasados los 70, dime, ¿crees que van a tenerte en cuenta?; ¿qué te vas a llevar de esta vida?

Jesús, Dios, alabó al Padre; tú, ¿recuerdas a tus padres?; pues tus hijos tampoco van a recordarte, ¿por qué van a ser distintos de ti?

Dios, alabó al Padre, y tú maldices a los tuyos; ¿y dices que imitas a Cristo, como buen católico cristiano? Te estás engañando a ti mismo; nadie te recordará, pasarás por esta vida, sin pena ni gloria, y aunque tengas muchos aplausos o creas tenerlos; aunque vendiste tu heredad, las enseñanzas de tus padres, para quedar bien ante los sin Dios, ante don dinero, ay de ti, nadie se acordará de tu paso por la vida, nadie pronunciará una plegaria por ti cuando hayas muerto, porque a tus hijos no les has enseñado a besar el crucifijo; los haces dioses, dándoles todo y evitando los otros hijos que podrían ser sus hermanos; porque para que ellos tengan lo que tu no tuviste, actúas contra tus padres. Nadie rezará por ti, y llegado el tiempo de tu ancianidad, la soledad te visitará, esta misma soledad a la que has destinado a tus padres. Los años pasan, mucha gente existe en el mundo y, ¿quién los recuerda?, ¿tú?; si no recuerdas a tus padres, como van a recordarte a ti las generaciones posteriores; tu destino es ser olvidado.

¡Reacciona!, y hazte un lugar en la memoria de Cristo, de Dios vivo. Ve a confesarte, pero confiésate bien, y no según tu propio decálogo. No seas necio-a, porque corta es la vida del hombre en la tierra. Por lo menos, que estés en la memoria de Dios, porque los demás te van a olvidar.

Hagamos una prueba; ¿a cuantas personas recuerdas, nacidas en el siglo pasado, de todas las que vivieron en el globo terráqueo?, ves…

Ven, vamos, vamos al confesonario, y llora por tus pecados. Amén.

P. Jesús

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