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28 de noviembre de 2016

Lunes 28 de Noviembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 8, 5-11

Pide por las personas que conoces

Mat 8:5 Entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, suplicándole
Mat 8:6 y diciéndole: «Señor, mi siervo yace en casa paralítico, gravemente atormentado».
Mat 8:7 Él le dijo: «Yo iré y le curaré».
Mat 8:8 Y respondiendo el centurión, dijo: «Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo: di sólo una palabra, y mi siervo será curado.
Mat 8:9 Porque yo soy un subordinado, pero a mis órdenes tengo soldados y digo a éste: «Ve», y va; y al otro: «Ven», y viene; y a mi esclavo: «Haz esto», y lo hace».
Mat 8:10 Oyéndole Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: «En verdad os digo que en nadie de Israel he hallado tanta fe. Os digo, pues, que del Oriente y del Occidente vendrán y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos,
Mat 8:11 mientras que los hijos del Reino serán arrojados a las tinieblas exteriores, donde habrá llanto y crujir de dientes».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Pide por las personas que conoces

Los consagrados son personas con un alto grado de misericordia; ellos-ellas, en su amor a Dios, con su amor a Dios y el Amor de Dios en ellos-ellas, hacen cosas maravillosas por sus semejantes. Van a Dios, en oración, y le piden por los que sufren. Es todo un trabajo, hecho con suma discreción, porque no van pregonando a nadie que velan por el necesitado.

Si alguna vez has recibido un acto de misericordia, ¡un vaso de agua! en tu sed, en tu dolor que padeces, es que quizás, un consagrado te ha visto asustado-a, necesitado-a de ayuda, y con confianza, una y otra vez, ha pedido a Dios por ti, como hizo el centurión del Evangelio de hoy.

Los religiosos y los sacerdotes, también piden por ti, que sufres, sí; pero los consagrados, además, pueden hacer más, tienen más disposiciones, por su autonomía, de hacer algo más, ese algo que puede hacer la diferencia en tu vida, que puede cambiarla, que puede llenarte de alegría, la alegría de su fe cumplida.

Los consagrados son como religiosos, pero viviendo en el mundo, moviéndose en todo el mundo, haciendo del mundo, con su presencia, una diferencia, la de llevar a Jesús, que vive en ellos, por vivir ellos en Gracia de Dios, a todos los lugares donde van, a todas las partes donde pasan. El consagrado se diferencia de los religiosos, en que obra con la fuerza de la fe, en medio del mundo.

La Iglesia Católica es el Cuerpo Místico de Cristo, y tú, ¡tú!, formas parte de Ella.

¡Tienes mucho por hacer!, Dios lo quiere y tú necesitas hacerlo, para sentirte vivo, lleno de la Gracia Santificante, que da vida al alma y al cuerpo que la cobija.

¡Vive!

Trabaja con Dios, en, sea cual sea tu labor, tu situación y lugar en la vida.

Disfruta de la Gracia Santificante.

¡Vive!

P. Jesús

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