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28 de junio de 2021

Lunes 28 de Junio de 2.021

Tiempo ordinario 13º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 8, 18-22

La muchedumbre no es lo mismo que los discípulos

18Viendo Jesús grandes muchedumbres en torno suyo, dispuso partir a la otra ribera. 19Le salió al encuentro un escriba, que le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 20Díjole Jesús: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. 21Otro discípulo le dijo: Señor, permíteme ir primero a sepultar a mi padre; 22pero Jesús le respondió: Sígueme y deja a los muertos sepultar a sus muertos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La muchedumbre no es lo mismo que los discípulos

Jesús se va de la muchedumbre, pero se acerca a los discípulos. Jesús, a algunos que sanaba, les decía: “vete y no peques más”; otros le seguían, se hacían sus discípulos, pero a todos, Dios, Jesús, daba lo mejor de Él.

Los famosos quieren a la muchedumbre, no se van de ella, es más, la buscan; dicen cosas, hacen cosas para tener fama, para que la muchedumbre les busque y se acerque a ellos; y en cambio, los famosos no suelen tener amigos sinceros, verdaderos, como lo son los discípulos de Cristo, como lo eres tú, fiel a Jesús, Hombre y Dios verdadero. Con esto quiero decirte, que no todos los famosos son personas que saben amar a los demás, sino que hay muchos, la inmensa mayoría, que quieren ser amados; dicen algunos que, con su arte, sirven a los demás; con su política, quieren cambiar el mundo para mejor; las palabras suenan bien, pero más les gusta, a tantos, el sonido de las monedas que reciben por esas palabras que dicen para obtener de la muchedumbre su paga, la paga de sus triunfos. En cambio, Dios, no necesita de la fama, ¡se va de ella!, y se acerca a los que ama y le aman; y aunque Dios, Jesús, ama a todos, y eso lo sabemos, porque a nadie negó su ayuda, su milagro, todos recibieron y reciben de Él lo que le piden y es un bien para su alma.

No, no es lo mismo la muchedumbre que los discípulos; no es lo mismo el aplauso de la fama que las palabras del amigo.

P. Jesús

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