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27 de febrero de 2016

Sábado 27 de Febrero de 2.016

Evangelio:

San Lucas 15, 3.11-32

El hijo pródigo

Luk 15:3 Propúsoles Jesús esta parábola, diciendo:
Luk 15:11 «Un hombre tenía dos hijos,
Luk 15:12 y dijo el más joven de ellos al padre: «Padre, dame la parte de hacienda que me corresponde». Les dividió la hacienda,
Luk 15:13 y, pasados pocos días, el más joven, reuniéndolo todo, partió a una lejana tierra, y allí disipó toda su hacienda viviendo disolutamente.
Luk 15:14 Después de haberlo gastado todo, sobrevino una fuerte hambre en aquella tierra, y comenzó a sentir necesidad.
Luk 15:15 Fue y se puso a servir a un ciudadano de aquella tierra, que le mandó a sus campos a apacentar puercos.
Luk 15:16 Deseaba llenar su estómago de las algarrobas que comían los puercos, y no le era dado.
Luk 15:17 Volviendo en sí, dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia y yo aquí me muero de hambre!
Luk 15:18 Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
Luk 15:19 Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros».
Luk 15:20 Y, levantándose, se vino a su padre. Cuando aún estaba lejos, viole el padre, y, compadecido, corrió a él y se arrojó a su cuello y le cubrió de besos.
Luk 15:21 Díjole el hijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo».
Luk 15:22 Pero el padre dijo a sus criados: «Pronto, traed la túnica más rica y vestídsela, poned un anillo en su mano y unas sandalias en sus pies,
Luk 15:23 y traed un becerro bien cebado y matadle, y comamos y alegrémonos,
Luk 15:24 porque este mi hijo, que había muerto, ha vuelto a la vida; se había perdido, y ha sido hallado». Y se pusieron a celebrar la fiesta.
Luk 15:25 El hijo mayor se hallaba en el campo, y cuando, de vuelta, se acercaba a la casa, oyó la música y los coros;
Luk 15:26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Luk 15:27 Él le dijo: «Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha mandado matar un becerro, porque le ha recobrado sano».
Luk 15:28 Él se enojó y no quería entrar; pero su padre salió y le llamó.
Luk 15:29 Él respondió y dijo a su padre: «Hace ya tantos años que te sirvo sin jamás haber traspasado tus mandatos, y nunca me diste un cabrito para hacer fiesta con mis amigos;
Luk 15:30 y al venir este hijo tuyo, que ha consumido su hacienda con meretrices, le matas un becerro cebado».
Luk 15:31 Él le dijo: «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todos mis bienes tuyos son;
Luk 15:32 pero era preciso hacer fiesta y alegrarse, porque este tu hermano estaba muerto, y ha vuelto a la vida; se había perdido, y ha sido hallado».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El hijo pródigo

Los judíos pidieron a Dios su parte y la malgastaron al renunciar al Mesías, a los bienes que Dios tiene y tenía: su Hijo Unigénito que se hizo hombre, y Dios siguió esperándolos y sigue esperándolos, y no habrá fiesta hasta que regresen a la Verdad de la fe, a que Jesús de Nazaret es el Mesías. Y preguntaréis, entonces ¿quién representa al hijo bueno y fiel que tiene celos del regreso de los judíos, que van  a regresar a la promesa que Dios les concedió desde que tienen uso de razón? Pues el hijo eres tú, tú que tienes el bautismo, tú que eres el hijo fiel que se quedó en casa y no malgastó la fortuna de Dios, que son las Gracias que su Hijo Dios, el Mesías, Jesús de Nazaret, dio a los cristianos, a los bautizados, a la Iglesia de Dios, que Dios fundó. Tú, que tienes manía y rencor y rabia del hijo pródigo, de los judíos que dice la historia que pidieron a los romanos que crucificaran a Jesús de Nazaret. Y Dios no quiere que tengas rencor, ni rabia, ni manía del hijo pródigo, de los judíos que van a regresar; y entonces será la fiesta, y tú deberías querer esta fiesta porque escrito está que Israel es el pueblo elegido de Dios, y que los judíos, al igual que tú, son hijos de Dios, y por tanto sois hermanos.

Sé que has comprendido muchas cosas hoy. Sí, yo soy así, un día enseño más que mil días juntos, pero hay que propagar el evangelio cada día, y a veces necesitas que te atienda hijo mío, hija mía, y yo quiero atenderte y otras veces escucharte, y siempre amarte en el mismo amor con que nos ama Dios.

P. Jesús

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