Miércoles 27 de Enero de 2.016
Evangelio:
San Marcos 4, 3-8.14-20 La parábola del sembrador Mar 4:3 Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. «Escuchad: Salió a sembrar un sembrador, Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
La parábola del sembrador Hermano, amigo; sé que sufres porque aun no ha pasado el segador; aun estás conviviendo, relacionándote con todo el mundo, como debe de ser mientras no venga el segador, ¡que vendrá!, como vino el Mesías, ¡qué vino y es Jesús, Dios Hijo! Ten calma, ten mucha paz, esa paz que recibes de Dios mismo a través de los sacramentos. Piensa, que está Satanás tentando a todos y muchos caen, otros vuelven a levantarse pronto, otros no se levantan, otros se levantarán más tarde; pero sé consciente de esta realidad tuya: vives en el mundo donde el Sembrador sembró y cada quién acepta o no el Evangelio, la Buena Nueva, y cada quién es más fiel o se deja vencer por su egoísmo, su soberbia, por los que hablan y lo llaman a dejarse de esas tonterías, como creen que es la fe; pero llega el día aquel a todos, que les hace falta esa fe a la que han renunciado algunos, y levantan su vista por primera vez del suelo, buscando a alguien que con su ejemplo de vida les demuestre que la fe vive en la tierra: ¡tú! Alégrate de ser tú una persona de fe viva. Te buscarán muchos ojos y te hallarán al pie de la Cruz de Jesucristo, consolando a su Madre Bendita, a María Virgen y Madre de Dios. Allí te buscarán: en el sufrimiento. Porque sólo buscan cuando sufren y saben que, en los que sufren, está el amor de Dios, y está Dios contigo; que sufres tanto por esos que no quieren saber aún nada de Dios; pero llegará el momento, el día, la hora, que te buscarán al pie de la Cruz. ¡Seguro! Estáte pendiente, porque van a venir a que les seques las lágrimas de sus desgracias; entonces, tú, las secarás; porque eso hace un buen cristiano, tener misericordia y enseñar al que no sabe. Aprende, aprende mucho, porque van a venir por ti; todos esos que sufren te necesitan; sírvelos, como Cristo los sirvió a todos, que a todos Amó con el Amor de proclamar la verdad, Dios te ama y te quiere santo; sé santo. Dilo, diles que pueden ser santos todos estos que han pecado tanto y que incluso te tentaron para que tú pecases, y ¡menos mal que no lo hiciste!, porque ahora te necesitan más que cuando decían necesitarte para que fueras con ellos a todas partes con esa libertad del pedante, del que se cree dios y… y, ¿ves? Ves como acaban todos; mal, muy mal sin Dios. Menos mal que tú fuiste un loco a sus ojos, ¡bendita locura!, de esa cordura cristiana van a necesitar y necesitan y quieren. Dales de tu fe; puedes, ¡puedes! ¡Debes! P. Jesús © copyright |