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27 de agosto de 2020

Jueves 27 de Agosto de 2.020

Tiempo Ordinario/21º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 24, 42-51

Ya lo dice el refrán popular

(Dijo Jesús a sus discípulos): 42Velad, pues, porque no sabéis cuándo llegará vuestro Señor. 43Pensad bien que, si el padre de familia supiera en qué vigilia vendría el ladrón, velaría y no permitiría horadar su casa. 44Por eso vosotros habéis de estar preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre. 45¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien constituyó su amo sobre la servidumbre para darle provisiones a su tiempo? 46Dichoso el siervo aquel a quien, al venir su amo, hallare que hace así. 47En verdad os digo que le pondrá sobre toda su hacienda. 48Pero si el mal siervo dijera para sus adentros: <<Mi amo tardará>>, 49y comenzare a golpear a sus compañeros y a comer y beber con borrachos, 50vendrá el amo de ese siervo el día en que menos lo espera y a la hora que no sabe, 51y le separará y le asignará su suerte con los hipócritas; allí habrá llanto y crujir de dientes.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Ya lo dice el refrán popular

Son capaces de vender a su madre, por dinero. Textual. Eso, si Dios les dejara, a algunos les saldría bien el trato, pero Dios protege, SIEMPRE, a las madres piadosas de los hijos satánicos.

Hay que decir la verdad. No todo son sacerdotes pederastas, también hay laicos satánicos que venden a su madre POR DINERO, y fingen piedad, además. Pero, por sus obras y palabras los conoceréis. Tiempo al tiempo. Todos veréis quien es realmente bueno o es un fariseo hipócrita; ese siervo malo, que empieza a pegar a los buenos, ¡incluso a su madre, si no le dan dinero!

Pero Dios, desde el Cielo, lo ve todo, y no permitirá que la maldad se salga con la suya, sobre todo si la madre es piadosa; en un hogar así, donde la madre es una hija de María, todas las cosas que reciben, ¡las malas incluídas!, se vuelven gracias y no desgracias. La vida todo lo aclara, y todo lo escondido sale a la luz. Oh, ¡cómo tiemblan los impíos de corazón!; recemos por ellos a Dios, para que dejen su soberbia y acepten la fe verdadera que les hará humildes, y no pecarán más, ni venderán a su madre, ni su heredad por un plato de lentejas, sino que acudirán a la boda y serán siervos buenos que reciben en cada momento la bendición de la Santísima Trinidad.

De la Santísima Trinidad, también os hablaré el año que viene.

Cuántas cosas os esperan para saber, cosas maravillosas que os elevarán en la fe, la esperanza, y multiplicarán tu caridad.

¡¡¡Bien!!!

P. Jesús
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