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26 de mayo de 2022

Jueves 26 de Mayo de 2.022

Tiempo Pascual/6º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 16, 16-20

Un poco

(Dijo Jesús a sus discípulos): 16Todavía un poco, y ya no me veréis; y todavía otro poco, y me veréis. 17Dijéronse entonces algunos de los discípulos: ¿Qué es esto que nos dice: 18Todavía un poco, y no me veréis; y todavía otro poco, y me veréis? Y: porque voy al Padre. Decían, pues: ¿Qué es esto que dice: Un poco? No sabemos lo que dice.

19Conoció Jesús que querían preguntarle, y les dijo: ¿De esto inquirís entre vosotros, porque os he dicho: Todavía un poco, y no me veréis; y todavía otro poco, y me veréis? 20En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará; vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se volverá en gozo.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Un poco

El tiempo de este mundo, en el Cielo no existe. En el Cielo hay lo Eterno, en este mundo existe el tiempo, y es el tiempo de este mundo, lo que nos separa de Dios.

Imagina, Dios te creó, te amó y te creó alma, y en el momento de la fusión entre hombre y mujer, cuando se crea un ser, Dios te depositó allí, para que tuvieras cuerpo, y así pudieras obrar y demostrar quién eres. 

Es el deseo de Dios, que tus padres al crearte te amaran, se amaran y lo amaran a Él, a Dios, sobre todas las cosas, y por lo cual tuvieran en cuenta que este hijo, tú, es realmente su hijo, ¡hijo de Dios!, y que Dios quiere hijos. ¿Querrá Dios hijos, sí o no?; ¿querrá Dios almas que recuperará para la Eternidad?, ¿o quiere Dios pocos hijos?; ¿cómo se puede saber?; ¡fácil!, estando siempre abiertos a la vida y confiando en Dios todos los días de tu juventud; y si no tienes causas graves para evitar esas almas, que son tus hijos, no uses de los métodos de anticoncepción naturales. ¿Nacían hijos en tiempos de guerra?; ¿pueden nacer hijos en tiempos de crisis económica?; si hay fe verdadera, habrá; los matrimonios que tengan fe y no tengan causas graves para evitar los hijos, tendrán pues, hijos, por la fe.

Me pregunto, como sacerdote que soy, me pregunto, si en estos tiempos de crisis económica, los católicos tendrán hijos; y si tienen causas graves para evitarlos por métodos naturales… ¿qué es y será del amor de los esposos?… No está permitido pecar, ni en tiempo de crisis ni en tiempos de prosperidad.

Ha habido tiempos muy duros para la humanidad, y no se conocían los métodos anticonceptivos, y el aborto no era permitido. Dios ayuda en todos los tiempos, hijos míos; te lo digo a ti, que estás esperando a un hijo y no tienes un sueldo fijo. Dios sigue queriendo hijos, ¡tus hijos!; ten fe, te ayudará en todo; reza el Santo Rosario y ten fe en la Virgen del Amor.

Os hablaré de la Virgen del Amor, de María, que siendo virgen, el Amor, que es Dios, la amó, y tuvo a Jesús, pasando por la experiencia de que podía ser repudiada por San José, y sufrir por su fe. Aprended de María, vosotras, hijas de la fe, amadas por el Amor.

Ahora, sigo con el tema de que Dios te ama, y como a ti, ama a todas las personas y quiere tener hijos, porque el planeta Tierra es una parada para ir al Cielo… o al Infierno. No lo olvidéis, porque es de fe, es la doctrina católica.

Dios, como te decía al principio de esta homilía, Dios, da vida a la unión sexual de dos personas de distinto sexo; así se forma la vida, y no se lo ha inventado la religión ni la moral, sino que es cosa de Dios. Dios da vida y naces tú, y queda impresa en ti la esencia de tu padre y de tu madre, y por eso, por eso, te digo, que estás preparado para vivir donde nazcas y seas hijo de quien eres, porque los genes vienen en tu ayuda para sobrevivir al hábitat en que has nacido; por tus genes, puedes comprender a tus padres, y ellos comprenderte a ti; eso quiere decir que Dios no te desampara, te da una protección para que puedas vivir y desarrollarte; te pareces físicamente a ellos, por eso te aman más; porque les recuerdas a ellos y, si se aman, que deberían amarse, te aman más, y eso quiere Dios, que te amen y que les ames tú a ellos, y te sea fácil imitarlos, y así sobrevivir en este mundo, por su experiencia de vida. ¡Dios no abandona a sus almas!, les da lo mejor de la vida; todo lo tiene controlado y perfectamente lo decidió, pero tus problemas empiezan, si eres concebido sin haber amor entre tus progenitores, porque Dios es Amor y quiere que tengas amor, ya antes de nacer, y después sigan amándote, preparándote para una vida de amor en el Cielo eterno. Si tus padres te aman, y ellos a la vez son amados por sus padres, la cadena del amor da seguridad a los que van naciendo y van llenando y poblando la tierra.

¿Ves hijo de Dios, como Dios es bueno y quiere el bien y lo bueno para todos?

La realidad, sin embargo, es que muchos se casan mal, y otros no tienen paciencia para soportar las debilidades propias y las de los demás, debilidades de carácter, digo. Digo de carácter, y no de pecados concretos, aunque las debilidades llevan a pecar, si no halla uno, amor en su vida.

El matrimonio es una unión libre e indisoluble, que no es para practicar el sexo y el libertinaje sexual dentro del matrimonio, haciendo como hacen los mundanos, que se dan al sexo como placer carnal solamente, y eso no dura, y por eso, se cansan y se abandonan. El matrimonio canónico, el sacramento matrimonial, es algo maravilloso, como todo lo que Dios ha dispuesto; y Dios lo dispuso, dispuso el matrimonio, uniendo a Adán y Eva en el mismo destino, y unidos los dos, de su unión en amor, Dios da hijos al mundo.

El matrimonio es pues, una unión entre hombre y mujer, para poder hacer la actividad sexual, y legítima, para tener hijos, y que estos hijos tengan el mismo padre y la misma madre, y compongan una familia, unida por los lazos de la sangre, y los genes de los padres, unan a todos en armonía. Dios quiere armonía, quiere que haya paz, por eso son semejantes los hijos de los mismos padres, semejantes en personalidad, aun cuando el temperamento sea distinto; y por la educación de los progenitores, el carácter sea muy igual, por las costumbres, que dan a las acciones una continuidad, y por lo cual se arraiga en cada uno como actos de carácter.

Dios permite a los padres, quiere, que los padres hagan de sus hijos lo que quieran. Dios confía en los padres, se fía de ellos, y les entrega al hijo para que le enseñen a vivir en esta vida; y ellos, los padres, han tenido a sus propios padres que han hecho lo mismo, educarlos.

¿Por qué la gente joven, busca y abusa del sexo? Porque así los han educado, porque les falta afecto, a muchos, y lo buscan en el sexo, ese sexo, que es el mismo que se usa para que un hombre y una mujer tengan hijos; esa práctica sexual, la utilizan para sentir amor, porque de hecho, Dios hizo el sexo para demostrarse así el amor entre los esposos. El amor eros, que es el amor esponsal y exclusivo de los esposos, este amor es así y se siente así, para que viviéndolo los esposos cumplan con su cometido, que es dar hijos, almas a Dios. Así son las cosas, no es invención de nadie más que de Dios, y si Dios lo quiere es que es bueno, y es bueno que el matrimonio se ame con amor eros, como tiene que ser. Si el amor de los esposos, pasa a ser amor ágape, no es este el sentido que Dios le dio al matrimonio. ¿No puede haber amistad en el matrimonio? El matrimonio es algo más que amistad, SON UNO, son uno desde el momento que libremente deciden casarse, unirse en santo matrimonio. Con un amigo no eres uno, es un amigo. El amor ágape es el amor que tienen que tener todos, unos con otros, y el amor eros, es exclusivo; este amor es una entrega plena, total, no sólo físicamente sino que, unidos, van a vivir a partir de darse en matrimonio; unidos en el mismo hogar, compartiendo las mismas vivencias y las mismas influencias; y uno al otro se deben ayudar para corregir sus defectos, para dar buen ejemplo. Y cuando digo corregir los defectos, no digo que hay que ir criticando, no. Sino que, por ejemplo, si uno es un avaro, que el otro, con su ejemplo le ayude a ser generoso; ¿cómo?, en primer, lugar queriendo tener hijos, porque los hijos son un gasto, que ayuda a los avaros a ser desprendidos, porque por amor al hijo, a los hijos, dejan de pensar en acumular dinero para guardar. No hay mayor bendición para el matrimonio, que los hijos, y los matrimonios que han estado siempre abiertos a la vida, sin hacer uso ni de los métodos naturales para evitar que Dios ponga un alma a la unión de su amor eros, estos van a ser muy santos, porque cada hijo, con sus defectos y cualidades, les ayuda a unirse en el amor de esposos para el bien del matrimonio. No he visto jamás un matrimonio que, haciendo uso natural de su vida conyugal, no llegara a la santidad; por eso os digo, que hay muchos santos anónimos. Los hijos son siempre una bendición, y Dios bendecía a sus profetas y elegidos, dándoles muchos hijos, una generación grande, a los que estaban casados o querían casarse. Dios quiere hijos, porque quiere amor, porque quiere santidad.

En el evangelio de hoy, Jesús, Dios, les decía: “Todavía un poco, y ya no me veréis; y todavía otro poco, y me veréis.» Dios se fue y volvió, y regresará definitivamente al final de los tiempos; para Él, Dios, es un poco, y lleva más de dos mil años y se le sigue esperando; esta es la alegría de un alma perfecta en un cuerpo humano, vivir para este poco que falta, vivir llenos de esperanza y llenos de fe en el MAÑANA, cuando haya pasado este poco y regrese Jesús de Nazaret, y ya tengas tu casa preparada en el Cielo Eterno. ¡Es de fe!

Dios quiere almas en el Cielo; las envía a la tierra, colocándolas en la unión de hombre y mujer, y quiere recuperarlas. Padres, tened paciencia con vuestros hijos. Hijos, enseñad a vuestros padres lo que no saben sobre la fe, enseñádselo con vuestras obras de amor, de caridad. ¡Se puede!, todo se puede en Cristo que nos fortalece, incluso tener hijos en tiempos de crisis económica, eso también. Porque Dios creó el mundo para que pasen por este mundo los que van a vivir con Él, con Dios Uno y Trino, para siempre, ¡tú!

Tú eres un elegido de Dios; por tu vida lo sabes. ¡Vive!.

P. Jesús

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