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25 de febrero de 2015

Miércoles 25 de Febrero de 2.015

Evangelio:

San Lucas 11, 29-32

Haz penitencia

Luk 11:29 Creciendo la muchedumbre alrededor de Jesús, comenzó a decir: «Esta generación es una generación mala; pide una señal, y no le será dada otra señal que la de Jonas.»
Luk 11:30 Porque como fue Jonas señal para los ninivitas, así también lo será el Hijo del hombre para esta generación.
Luk 11:31 La reina del Mediodía se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y hay aquí algo más que Salomón.
Luk 11:32 Los ninivitas se levantarán en el juicio contra esta generación, porque hicieron penitencia a la predicación de Jonas, y hay aquí más que Jonas.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Haz penitencia

Nos recuerda Jesús, Dios, en este Evangelio de hoy, que los ninivitas hicieron penitencia por la predicación de Jonás.

Jesús, Dios, sigue predicando, y siempre leerás su predicación cuando leas los Evangelios.

Por la predicación del mismo Dios, Jesús, ¿haces penitencia?

El mal que hiciste, que has hecho, tiene que ser confesado por ti ante un sacerdote católico, y debes cumplir la penitencia que te imponga el sacerdote antes de darte la absolución de tus pecados, confesados con arrepentimiento.

Nadie es santo en este mundo, por eso todos pecan en este mundo, menos Jesús, Dios, y la Virgen María, que por Gracia especial de Dios Uno y Trino, la preservó del pecado original y la llenó de Gracia para poder dar vida humana a Dios divino; y Jesús, que es Dios, es hombre y Dios.

Dios quería que su creación no se perdiese, que estas almas hechas a su imagen y semejanza, no se perdieran para siempre, y vino a recuperarlas junto con el cuerpo, que será glorioso al despertar del tiempo eterno, cuando Jesús haya vuelto en cuerpo y alma al mundo, desde el Cielo, y separe a los buenos de los malos…

Terrible juicio será. Los buenos a un lado de Jesús y los malos al otro lado de Jesús, y Jesús, siempre en medio, ayudando a buenos y a malos, mientras viven y hay vida para pasar del bando de los malos al de los buenos, por cumplir con la alianza que Dios hizo a su Pueblo, la del cumplimiento fiel de los diez mandamientos. Se es bueno, se es del bando de los buenos, cuando se cumplen todos y cada uno de los diez mandamientos.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
2054 Jesús recogió los diez mandamientos, pero manifestó la fuerza del Espíritu operante ya en su letra. Predicó la “justicia que sobrepasa la de los escribas y fariseos” (Mt 5, 20), así como la de los paganos (cf Mt 5, 46-47). Desarrolló todas las exigencias de los mandamientos: “Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás […]. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal” (Mt 5, 21-22).
2055 Cuando le hacen la pregunta: “¿Cuál es el mandamiento mayor de la Ley?” (Mt 22, 36), Jesús responde: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas” (Mt 22, 37-40; cf Dt 6, 5; Lv 19, 18). El Decálogo debe ser interpretado a la luz de este doble y único mandamiento de la caridad, plenitud de la Ley:
«En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud» (Rm 13, 9-10).

Jesús, Dios, cumplió. Tú no has cumplido, porque no eres santo, pero debes querer cumplir, esforzarte en cumplir, desear cumplir con la alianza entre Dios y tú, que escribió Dios en las Tablas que entregó a Moisés, y en ellas estaban escritos los diez mandamientos de su Ley. La Ley de Dios ¡es la Ley!, y si no cumples con la Ley, ¿crees que podrás vivir en su Reino de los Cielos? ¿Puede un transgresor de la ley civil, vivir en la sociedad; no va a la cárcel?; hay quienes aún teniendo sentencia de ir a la cárcel, alguien paga su fianza y puede ser libre, lo dejan libre. Jesús, pagó tu fianza, todos tus pecados te pueden ser perdonados, te son perdonados, si vas a confesarlos a un sacerdote de la Iglesia Católica, con dolor y arrepentimiento y deseos de no VOLVER A PECAR; y entonces, el sacerdote te escucha, te da su caridad y te pone la penitencia, que suele ser alguna oración, y luego te da la absolución de tus pecados, por el PODER que Dios mismo, Jesús, entregó a Pedro, el primer Papa, y que se transfiere este poder a cada Papa que eligen los Cardenales, que siempre tienen la ayuda de Dios Espíritu Santo, por su cargo, por tener que decidir el Papa que regirá al Pueblo de Dios y lo llevará por caminos de SANTIDAD. La santidad está en manos de la Iglesia, porque la Iglesia tiene los sacramentos, ¡a Dios mismo, Jesús, vivo!, que por la palabra y los gestos, va al que libremente se acerca a recibir de su Iglesia los sacramentos, que santifican por la voluntad individual que cada persona tiene; y esta voluntad individual que el alma de la persona grita siempre para darla a conocer, es la que hace feliz o infeliz al hombre, por querer o no querer la salvación, que se salva el que tiene fe en Jesús, Dios, y lo busca y lo halla en los sacramentos. Mañana hablaré de los sacramentos. Ven a leerme, amigo. ¡Oh, cuánto te quiero, hermano-a mío-a!

P. Jesús

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