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25 de agosto de 2018

Sábado 25 de Agosto de 2.018

Tiempo Ordinario /20º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 23, 1-12

Los que anhelan los primeros puestos en los banquetes

1Entonces Jesús habló a las muchedumbres y a sus discípulos, 2diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. 3Haced, pues, y guardad lo que os digan, pero no los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no hacen. 4Atan pesadas cargas y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo hacen por moverlas. 5Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan los flecos; 6gustan de los primeros asientos en los banquetes, y de las primeras sillas en las sinagogas, 7y de los saludos en las plazas, y de ser llamados por los hombres <<rabbí>>. 8Pero vosotros no os hagáis llamar <<rabbí>>, porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos. 9Ni llaméis padre a nadie sobre la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10No os hagáis llamar doctores, porque uno solo es vuestro Doctor, Cristo. 11El más grande de vosotros sea vuestro servidor. 12El que se ensalzare será humillado, y el que se humillare será ensalzado.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los que anhelan los primeros puestos en los banquetes

Hay, sí, hay, los que anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas, y hacen mal y maldades para conseguirlo, para tener este tipo de prestigio, y pasan cien años, y nadie los recuerda.

¡Cuánta envidia suscita en algunos la santidad! Porque dicen, algunos pocos, entregar toda su vida a Dios, y pretenden comprar la santidad a la carta, para tener primeros puestos en los banquetes, pero la santidad se gana aguantando las fechorías de los malos, de la vida, y dar siempre el bien, luchando para ser buenos y ser buen ejemplo.

La religión, vivir la fe, ser religioso, no es hacer maldades, es, al contrario, ser como ángeles. Y, se puede, ¡se puede! Conozco a muchos-as religiosos-as que me recuerdan a los Santos Ángeles Celestiales. Tú eres uno-a de ellos, y doy gracias por ti, al Cielo.

¡Alabado sea Dios por todo tu amor al servicio de la Comunidad, de la Santa Iglesia Celestial!

P. Jesús

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