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23 de octubre de 2021

Sábado 23 de Octubre de 2.021

Tiempo Ordinario/29º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 13, 1-9

Invitación a la penitencia

1Por aquel tiempo se presentaron algunos, que le contaron (a Jesús) lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían, 2y, respondiéndoles, dijo: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los otros por haber padecido todo esto? 3Yo os digo que no, y que, si no hiciereis penitencia, todos igualmente pereceréis. 4Aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿creéis que eran más culpables que todos los hombres que moraban en Jerusalén? 5Os digo que no, y que, si no hiciereis penitencia, todos igualmente pereceréis. 6Y dijo esta parábola: Tenía uno plantada una higuera en su viña y vino en busca del fruto, y no lo halló. 7Dijo entonces al viñador: Van ya tres años que vengo en busca del fruto de esta higuera y no lo hallo; córtala; ¿por qué ha de ocupar la tierra en balde? 8Le respondió y dijo: Señor, déjala aún por este año que la cave y la abone, 9a ver si da fruto para el año que viene…; si no, la cortarás.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Invitación a la penitencia

Como Dios, Jesús, te invito a la penitencia, a devolver bien por todo el mal que has cometido, a pagar con tu bien todos tus errores, faltas y pecados, y si eres mejor que otros, a que además, hagas penitencia por estos que insultan a Dios, que dan mal por bien y por mal, que todo el día hacen mal, y de noche siguen siendo malos.

Penitencia quiere Dios.

Sé que tú eres capaz de hacer penitencia, ¡lo sé!

Haz el bien, niégate a tus instintos, y ¡haz el bien!; sin mirar a quién, sin buscar un interés personal, sólo para glorificar a Dios, para agradar a Dios; y que este sacrificio tuyo de hacer el bien, sirva como penitencia por los pecados del mundo, ¡también los tuyos!

Te invito a hacer penitencia conmigo; ¡vamos amigo-a! Unidos con Dios, no hay dolor por negarte lo lícito y negarte lo ilícito; la gloria de Dios bien merece nuestras obras de amor.

¡Hagamos penitencia amigo-a de Cristo! Dios mismo, Cristo, la hizo, hizo penitencia por los pecados del mundo, porque Él no tenía ninguno. Imitemos, pues, a Cristo, también en esto mismo, en hacer penitencia para el bien de todos; también el bien para ti mismo.

Ven, la penitencia se empieza con una buena confesión y unos buenos propósitos en la conciencia. ¡Ven!, confiésate primero, y después sal a hacer el bien, y por más que te dañen o te instiguen, por más pruebas que tengas, tú, tú resiste, y haz el bien sin mirar a quién, sólo teniendo claro que Dios te ve siempre.

P. Jesús

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