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23 de julio de 2020

Jueves 23 de Julio de 2.020

Tiempo Ordinario/16º -Fiesta de Santa Brígida, religiosa, patrona de Europa

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 15, 1-8

Dios Padre es el labrador

(Dijo Jesús a sus discípulos): 1Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. 2Todo sarmiento que en mí no lleve fruto, lo cortará; y todo el que dé fruto, lo podará, para que dé más fruto. 3Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he hablado; 4permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no permaneciese en la vid, tampoco vosotros si no permaneciereis en mí. 5Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada. 6El que no permanece en mí, es echado fuera, como el sarmiento, y se seca, y los amontonan y los arrojan al fuego para que ardan. 7Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiereis, y se os dará. 8En esto será glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así seréis discípulos míos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Dios Padre es el labrador

Estás unido a la tierra, perteneces a la Vid que es Cristo, y Dios Padre es el labrador que permite y quiere que des fruto con Dios Hijo, Jesucristo, tu Dios, Dios.

No te vayas de la Vid, que es Jesús; acepta pertenecer a la Iglesia Católica, que Dios Padre plantó en su Hijo, Cristo.

Acepta la verdad y gózate en las maravillosas enseñanzas de Jesús, y como Él, vive el sufrimiento lleno de paz, la paz de Dios, que no es la falta de dolor, sino que es la paz interior que tienes después de luchar y sufrir por hacer lo correcto, por cumplir siempre con tu deber.

¡Eres hijo del Buen Dios!, no vayas solo por tu vida; cumple, en todo y siempre, la voluntad de Dios Padre, porque es la única manera digna de vivir en este mundo que Él, Dios mismo creó, y que por el pecado de los primeros padres, Adán y Eva, este mundo vive la prueba del Amor, de que tú quieras realmente y verdaderamente el Amor de Dios; ¿lo quieres?, si lo quieres, ¡lucharás por él!, contra ti mismo, contra quien sea, para vivir en la paz de la buena conciencia, en la esperanza de la redención tuya y la vida feliz para siempre en el Reino Celestial, allí donde ese nuevo Paraíso, del que fueron sacados los primeros padres, Adán y Eva, es el premio a tu obediencia fiel de luchar por la paz, por tener siempre tu conciencia en ella, en la Paz de Dios.

P. Jesús
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