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22 de septiembre de 2016

Jueves 22 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 9, 7-9a

Los ateos están perplejos

Luk 9:7 Tuvo noticia Herodes el tetrarca de todos estos sucesos, y estaba vacilante, por cuanto algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos;
Luk 9:8 otros, que era Elías, que había aparecido, y otros, que había resucitado alguno de los antiguos profetas.
Luk 9:9a Dijo Herodes: «A Juan le degollé yo, ¿quién puede ser éste de quien oigo tales cosas?».  Y deseaba ver a Jesús.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los ateos están perplejos

Sabemos que Jesús, Dios, murió por todos, ¡por todos!, también por los ateos, también por el tetrarca Herodes. Y, al saber Herodes de Él, de Jesús, de Dios, de lo que decían de Él, de todas las maravillas que derramaba al mundo, creyó que era Juan el Bautista, que había resucitado; muchos ateos creen que Jesús es otro profeta más, de la historia de la humanidad descrita en la Sagrada Biblia, y se equivocan, como se equivocó Herodes. Y se equivocan, porque ellos, en su ateísmo matan la fe, esa fe que les daría la vida eterna.

No todos los listos son inteligentes, como no todos los inteligentes tienen buen corazón, y no todos los sentimentales son buenos, porque los sentimientos, como la fe, necesitan de la voluntad de buscar la verdad y de hacer lo correcto.

Herodes, ¡qué gran sentimental!, por ver bailar a una chiquilla, quiere darle la mitad de su reino; y tantos como él, se excitan por momentos, y dan la mitad de su vida, matando su fe en Jesús, en que Jesús es Dios, y se hacen ateos, para que “nadie” les complique la vida, para poder excitarse viendo bailar a una mujer, que le enciende en la pasión de perder la cordura y olvidarse de su corazón, de su inteligencia de ser listos, y apartarse de las ocasiones de pecar. Herodes era un rey, pero prefirió el Infierno, a la salvación de conocer a Dios, a Jesús, y servirle para redimirse de sus pecados, para dar a Dios lo que es de Dios; y, ¿qué es de Dios?… ¡tú!, tú eres de Dios, le perteneces, por tu nacimiento, y por su muerte y muerte en Cruz.

Decídete a servir a Jesús, deja de ser ateo y hazte creyente; mira, lee, lee todo lo que hizo de bien Cristo, tu salvador, tu Señor.

Dios te Ama. ¿Le amas tú?

Di que sí, y hazte fiel a Él, discípulo de Cristo.

P. Jesús

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