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22 de marzo de 2016

Martes 22 de Marzo de 2.016

Evangelio:

San Juan 13, 21-33.36-38

“Señor, ¿a dónde vas?”

Joh 13:21 Se turbó Jesús en su espíritu y, demostrándolo, dijo: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará».
Joh 13:22 Se miraban los discípulos unos a otros, sin saber de quién hablaba.
Joh 13:23 Uno de ellos, el amado de Jesús, estaba recostado ante el pecho de Jesús.
Joh 13:24 Simón Pedro le hizo señal, diciéndole: «Pregúntale de quién habla».
Joh 13:25 El que estaba recostado ante el pecho de Jesús le dijo: «Señor, ¿quién es?»
Joh 13:26 Jesús le contestó: «Aquel para quien Yo mojare un bocado y se lo diese». Y, mojando un bocado, lo tomó y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
Joh 13:27 Después del bocado, en el mismo instante entró en él Satanás. Jesús le dijo: «Lo que has de hacer, hazlo pronto».
Joh 13:28 Ninguno de los que estaban a la mesa conoció a qué propósito decía aquello.
Joh 13:29 Algunos pensaron que, como Judas tenía la bolsa, le decía Jesús: «Compra lo que necesitamos para la fiesta o que diese algo a los pobres».
Joh 13:30 Él, tomando el bocado, se salió luego; era de noche.
Joh 13:31 Así que salió, dijo Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre, y Dios ha sido glorificado en Él.
Joh 13:32 Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará a Él, y le glorificará enseguida.
Joh 13:33 Hijitos míos, un poco estaré todavía con vosotros: me buscaréis, y como dije a los judíos: «A donde Yo voy vosotros no podéis venir», también os lo digo a vosotros ahora».
Joh 13:36 Díjole Simón Pedro: «Señor, ¿adónde vas?» Respondió Jesús: «A donde Yo voy, no puedes tú seguirme ahora; me seguirás más tarde».
Joh 13:37 Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré por ti mi vida».
Joh 13:38 Respondió Jesús: «¿Darás por mí tu vida? En verdad, en verdad te digo que no cantará el gallo antes que tres veces me niegues».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

“Señor, ¿a dónde vas?”

Dios tiene predilectos. Jesús, a Juan, lo amaba de una manera especial, porque cada uno es distinto, es diferente, y cada uno tiene una voluntad y un carácter y una libertad.

Tú puedes ser uno de los predilectos de Dios, de Jesús ¿Cómo? Ama a su Madre y cuídala como un hijo a los pies de la Cruz. No dejes que Ella sufra, no permitas que Ella llore, acompáñala en sus sufrimientos de ver cómo tantos maldicen a Jesús, a Dios, y con una lanza traspasan su Inmaculado Corazón de Madre.

Sé un alma reparadora del dolor que, aún hoy, tantos, por sus obras, siguen matando a Dios, que murió por los pecados de esos que no hacen nada para mejorar y vencer a su propia maldad; y es, por esos, que Dios sufrió en la Cruz, porque sabía que vendrían al mundo, en su tiempo terreno, para pecar y ser reos del Infierno Eterno; pero Él, Dios, ya se entregó por ellos, y tú debes entregar tu vida a consolar a la bendita Madre de Dios, que sufre por los pecados del mundo, por esos por los que Dios pagó.

Estáte con María, hijo.

Queda con Dios.

P. Jesús

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