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22 de julio de 2016

Viernes 22 de Julio de 2.016

Evangelio:

San Juan 20, 1.11-18

Aparición a María Magdalena

Joh 20:1 El día primero de la semana, María Magdalena vino muy de madrugada, cuando aún era de noche, al monumento, y vio quitada la piedra del monumento.
Joh 20:11 María se quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba, se inclinó hacia el monumento,
Joh 20:12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús.
Joh 20:13 Le dijeron: «¿Por qué lloras, mujer?». Ella les dijo: «Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». En diciendo esto, se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús.
Joh 20:14 (TEXTO OMITIDO)
Joh 20:15 Díjole Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: «Señor, si lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo lo tomaré».
Joh 20:16 Díjole Jesús: «¡María!». Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: «¡Rabboní!», que quiere decir Maestro.
Joh 20:17 Jesús le dijo: «Deja ya de retenerme, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios»».
Joh 20:18 María Magdalena fue a anunciar a los discípulos: “He visto al Señor”, y las cosas que le había dicho.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Aparición a María Magdalena

Dios se aparece a esta mujer, que se desvive por Él, que va temprano a la tumba para cumplir con su deber, a pesar de estar muy triste, a pesar de no tener motivos de fe, a pesar de sentir que se muere de dolor por la pérdida del Maestro. Y Dios, a ella le da las primicias de la Resurrección, por ser fuerte y, a pesar de todo, cumplir con lo que hay que hacer.

Dios hace lo mismo contigo, y con ésa, que le han dicho que debe abortar, porque el bebé tiene malformaciones y no sobrevivirá; y ella cumple con su deber, y se mantiene firme ante su responsabilidad de madre, de defender la vida, de proteger a su hijo, que depositado en sus entrañas, la ama más que ninguna otra persona la amará. ¡Es la ley de la naturaleza! Es sentencia.

Dios ama, ama a las personas que, sobreponiéndose al dolor, a las difíciles circunstancias en que la vida ha podido enredarles, sea por sus obras o las obras de otros, pero sea como sea, no es un paraíso su vida, sino más bien un calvario, una cruz con dolor y soledad; Dios, a estas personas, sólo les pide una cosa, ¡sólo una!, que le dejen mostrar su Santa Misericordia. ¿Le vas a dejar? Di que sí.

P. Jesús

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