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21 de noviembre de 2016

Lunes 21 de Noviembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 21, 1-4

Sobre las ofrendas

Luk 21:1 Levantando Jesús la vista, vio ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio,
Luk 21:2 y vio también a una viuda pobre que echaba dos ochavos,
Luk 21:3 y dijo: «En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más que todos los otros,
Luk 21:4 porque los demás echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobraba, mientras que ésta echó de su indigencia todo lo que tenía para el sustento».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Sobre las ofrendas

Cuando Dios, Jesús, comentó que la mujer viuda había dado en ofrenda de dinero más que todos, porque dio de lo que tenía para su sustento, no pidió Jesús, Dios, que tú dieras incluso lo que necesitas para tu sustento; no dijo esto, sino que dijo la verdad de esta viuda; y es bueno ser generoso y dar, pero es necesario que recuerdes también, que Dios pidió a Adán que dominara la tierra e hiciera rendirla en frutos; y el dinero de tu trabajo es el fruto que tú has hecho rendir a la tierra, y tienes la obligación moral de sustentarte y de cuidarte para no enfermar, para no ir contra el quinto mandamiento de la Ley de Dios, que pide no matar; y tampoco puede uno dejarse morir de hambre, o por lo necesario para que vivas muchos años. ¡Debes cuidarte!, debes cuidar de tus hijos, de tu cónyuge, de tus padres y familiares, amigos, vecinos… de tus semejantes; por eso no es bueno que despilfarres de lo que ganes; tienes que saber administrar y ocuparte de tus negocios; si eres empresario, no puedes darlo todo en limosna a la Iglesia, y luego que no tengas para sustentarte; ¿qué harás?; ¿pedirás después ayuda a la Iglesia?

Hay muchas maneras de dar a la Iglesia; también se da a la Iglesia, cuando se ayuda a sus componentes a tener un trabajo digno; y a veces, hay que ir a comprar los artículos que necesitas para tu vida, a personas que son de tu Iglesia, que hacen Iglesia. Vivir de caridad, pudiendo vivir de un sueldo digno, adquirido con tu trabajo bien hecho y ofrecido a Dios para su mayor Gloria, eso no agrada a Dios. La Iglesia no es un Banco, donde todos tienen que darlo todo y luego pedirle ayuda. Cada quién, como Adán, tiene el deber Divino de dominar la tierra y hacerla rendir en su beneficio, porque es necesario que tú seas útil y puedas abastecerte con tu trabajo digno y moral, con tus aptitudes, y haciendo siempre el bien y lo correcto, en un trabajo del que haces lo mejor y busques hacer lo que te guste, por lo que Dios te ha dado aptitudes y talentos, y por ello forma parte de tu misión, la de ser como eres; y siendo como eres, dar de ti LO MEJOR; y siendo así, serás feliz y harás feliz a otros; y si te sobra dinero, con él puedes dar limosna a la Iglesia Católica; pero la Iglesia no es para recibir dinero tuyo o de otros, sino que existe para ayudarte en tu fe, para aliviarte con sus sacramentos y darte la Buena Nueva, el Evangelio. La Iglesia, lo último que necesita, es que le des dinero,  porque tú, que formas parte de la Iglesia, lo que necesitas es Amor Verdadero, el de sentirte Amado por Dios, el de que la Iglesia Santa, te propague la fe, de la que es depositaria, la que es digna de ser llamada Madre, y por tanto, lo que le interesa, no es hacer carrera con tu dinero; ¡jamás has visto a una buena madre que haga esto!, y la Iglesia tampoco tiene que hacerlo, sino que debe, como buena Madre que es, estar unida al Padre Dios, hablarte bien de su Esposo, acercarte a Él, hacer que hagas las paces con Él, con Dios; porque muchos, sufrís mucho y echáis la culpa a Dios Padre, y no es así, Dios os Ama y os quiere unidos a su Hijo Unigénito, para que la familia esté unida, para que la Iglesia viva esta felicidad que le pertenece: la Gracia de Dios, que posee, por el Espíritu Santo, por la oración y la unión con Dios, Uno y Trino, por los Santos Sacramentos; y esa es la única condición por la que existe la Iglesia Católica, para ayudarte a salvarte. La Iglesia no necesita de tu dinero, no quiere tu diezmo. Otra cosa es, algunos eclesiásticos que quieren hacer carrera de su sacerdocio, pero no es esto lo que Dios, Jesús, enseñó; Él daba todo lo que tenía, y lo que recibía de las personas que, libremente y por caridad, que es por Amor a Dios, le daban, para ayudar a sus semejantes, a todos los que sufren en este valle de lágrimas, y que se acercaban a Dios, a Jesús, para oírle, para cambiar de vida. ¿Qué quiere decir esto, que no podemos ayudar a los que no creen?; tenemos que ayudar a todos, en nuestra vida privada, empezando por nosotros, para no ser una carga para otros, y ayudar a la familia, a los amigos, a los vecinos, conocidos y a todos los demás, pero como en todo, hay prioridades; primero, a los que Dios nos ha puesto más cerca, y son los que se acercan. Y esto hacía Jesús, Dios, ayudar siempre a los que se le acercaban; y Dios Padre ayuda a todos, porque ha dominado la Naturaleza; a la madre tierra le ha dado orden de darnos sus frutos, y a todo el cosmos lo tiene dominado Dios Padre, para que haga el bien; y lo hace, el sol calienta y da luz a la tierra; y la luna ejerce su influencia para el crecimiento de lo que el astro sol ha alimentado, y así un largo etcétera, y todo unido en el bien por el Sumo Bien. Dios Ama al hombre, lo ha Amado desde siempre; todo lo que vemos, está por Él, porque lo que no ve el hombre, la persona, lo verá, lo ve, al atravesar la muerte; y entonces, viéndolo todo, conoce realmente el Amor de Dios, a Dios, que Ama y da siempre, sobre todo, fe. Si no tienes fe, pídela, y da de tu fe a toda la Iglesia, para que la Iglesia sea la luz de las conciencias y las llene de goce espiritual, más que la dicha material, porque el goce es más que la dicha, el goce se disfruta con el cuerpo, la mente, el corazón y el alma; la dicha es pasajera, el goce siempre te queda, porque queda impreso en el alma; la dicha pasa, el goce es eterno. Dios dice: “gozaos los dichosos…”, y es que debemos conseguir que la dicha sea siempre por algo bueno, por hacer el bien; y entonces, la dicha se goza. Y esto es lo que os deseo a todos, a los consagrados, a los religiosos, a los sacerdotes, ¡a los bautizados!; los demás, para poder gozarse, antes tienen que bautizarse, para que las potencias del alma sean bendecidas por la Gracia de Dios, y Dios Espíritu Santo las llene de Amor, de Consolación. Tú serás consolado, cuando seas hijo de Dios por el bautismo, por lo menos de deseo, que Dios ve los corazones y abraza las almas de los que son suyos por libertad espiritual, aunque puede que vivan circunstancias humanas que les priven de la libertad, pero Dios sabe, y sabe que lo amas, y tú tienes que saber que Él te ama, aunque como la pobre viuda, no tengas nada hoy, pero mañana será otro día y tendrás, porque el goce espiritual de ser de Dios, por voluntad propia, te alcanzará bendiciones de la Santísima Trinidad, que por la Divina Providencia, te llegará el goce, por ser tu dicha siempre lícita y bajo la luz de los diez mandamientos.

La Iglesia necesita de ti, ¡tu fe!, no tu dinero.

P. Jesús

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