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21 de diciembre de 2017

Jueves 21 de Diciembre de 2.017

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 1, 39-45

María se levantó y marchó deprisa

Luk 1:39 En aquellos días se puso María en camino y con presteza fue a la montaña, a una ciudad de Judá,
Luk 1:40 y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Luk 1:41 Así que Isabel oyó el saludo de María, exultó el niño en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo,
Luk 1:42 y clamó con fuerte voz: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
Luk 1:43 ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
Luk 1:44 Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno.
Luk 1:45 Dichosa la que ha creído que se cumplirá lo que se le dijo de parte del Señor». 

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

María se levantó y marchó deprisa

Como la Santísima Virgen María, tú tienes cosas que hacer, actos importantes que debes llevar a cabo cuanto antes, por eso, como María, levántate y marcha deprisa a visitar al necesitado. Estamos en tiempos de Navidad, muchos ya la están preparando en su corazón, con actos de amor. ¡Esta Navidad tiene que ser mejor!, porque tú eres mejor, porque tú te sabes amado por Dios, bendecido por Dios, ungido de Dios, por el Bautismo; entonces, ve, sal pronto en ayuda del que necesita ver tu fe, y que como santa Isabel, la prima de la Virgen María, te diga: “-Bendita tú… -Bendito tú…”

Cada vez que alguien bueno te bendice, se une a Dios, y unida esta persona con Dios, te ve con buenos ojos; y son muchos los que necesitan unirse a Dios. Y una manera de ayudar a las personas, es que por tus obras, por tus palabras, te bendigan; porque al bendecirte, se unen a Dios, y uniéndolas a Dios, Dios les llena de su Amor. El que bendice, es bendecido.

El esposo bendiga a la esposa, por la bondad y caridad de sus obras. Y la esposa bendiga al esposo, por su integridad, honradez, por el pan de cada día, y los cuidados que le prodiga, como Cristo lo hace con la Iglesia Santa.

Los padres bendigan a sus hijos, que son su alegría. Y los hijos bendigan a los padres, por su sabiduría, por sus enseñanzas y correcciones. No digo por lo material que reciben de ellos, porque eso, el Estado, el Gobierno de un país, también lo hace a los huérfanos; la bendición es por el amor, por la caridad, por la fe y la esperanza en el Reino Celestial; lo demás, con un “gracias”, es suficiente; pero hay actos en que no basta un «gracias», sino que es necesario una bendición de corazón.

Los hermanos se bendigan unos a otros, se pidan perdón y se demuestren su amor con la bendición.

Los amigos buenos, bendigan a los amigos que les hacen bien, y unos a otros acepten la bendición, porque quien acepta la bendición de otro, acepta su unión con Dios.

La bendición la dan los católicos, los buenos cristianos; las «gracias» las dan los mundanos; porque los creyentes, todo lo hacen con Dios; por eso pueden bendecir, los que dejan que Dios viva en ellos, con ellos.

Es bueno pedir y dar la bendición, porque en todo ello está Dios, que une e intercede, y da su Gracia, por la fe, por la caridad de bendecir, de recibir la bendición.

Levántate y apresúrate a bendecir al que obra con la fe, vive la esperanza de esta misma fe, y la caridad de amar a Dios sobre todas las cosas y personas; porque cuando tú bendices, Dios está contigo, y lo das al otro con tu bendición.

Bendecir es un intercambio de amor, lleno de fe, dando esperanza al que recibe tu bendición, que siempre la da Dios contigo, si tú vives en Gracia suya, en Gracia de Dios.

Hay quienes dicen: “Bendiciones…, Dios te bendiga…. te bendigo…”, pero si no vive la fe, si no vive en Gracia de Dios, esta bendición es como un “gracias”, sólo un «gracias». Y, ¿a quién das tú las gracias?; ¿a quién bendices?… En tiempos antiguos, sólo se bendecía a quien se lo merecía, o a quien quería uno, entregarle a Dios al otro. Por eso los hijos acudían al padre, a la madre, a pedir su bendición, pero a veces, éstos se negaban porque el hijo no era digno de ella, de recibir, digamos, el visto bueno de Dios y del padre o la madre, porque no hacía el bien, porque obraba mal; por eso, sólo se puede bendecir la bondad, al bueno, a los que obran bajo la Ley de Dios.

Bendecir a todo el mundo, no se puede; sí que se puede decir: “Dios te bendiga”, porque diciendo eso, dices: “pórtate bien, como Dios quiere”; pero no se puede decir a alguien que no actúa bien: “yo te bendigo”, porque es como darle “tu visto bueno” para que siga actuando mal. La bendición tuya, sólo la puedes dar a quien intenta ser bueno, hacer el bien; entonces es una ayuda, entonces, con tu bendición lo ayudas a ser mejor, porque es como si le dieras buenas referencias para presentarse ante Dios. Y esto es la Comunión de los Santos, ayudarse unos a otros a alcanzar de Dios la bendición; que recibir la bendición de Dios, cambia tu vida, porque cuando Dios bendice, hay abundancia de bienes, de todas clases, dados por Dios, con Dios, para servir a Dios.

Esposos, bendecíos, si sois buenos uno con el otro, y con todos los demás.

Padres e hijos, bendecíos, y os uniréis mucho más, porque en la santa bendición, está Dios. Y si bendices a tus hijos, de bebés, si te acostumbras a bendecirlos, los proteges de muchos vicios, de malas tentaciones, porque la misma bendición, hace de escudo protector.

Hermanos, amigos, bendecíos, para que vuestra relación sea mantenida por Dios, en la caridad de veros con buenos ojos, con los ojos de la bondad, del Sumo Bien, que es Dios mismo, que une a los que Ama y se aman en su Amor.

Acostumbraos a bendeciros, si realmente sois buenos, sinó, sólo dad las gracias, sólo deseadles que Dios los bendiga, porque tú, tú, sólo puedes bendecir lo bueno, al bueno, al que cumple con los 10 mandamientos de la Ley de Dios, que siguen vigentes, y son actuales, y deben seguirse y cumplirse, aun cuando las leyes civiles permitan abortar, matar… La Ley de Dios pasa sobre todas las otras leyes, que cambian según los votos de la gente; en cambio, la Ley de Dios, siempre está a tu favor, para ayudarte a ser MEJOR.

Mañana seguiré con el tema. ¡Hasta mañana!

P. Jesús

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