Domingo 20 de Octubre de 2.019
Tiempo Ordinario /29º
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Evangelio:
San Lucas 18, 1-8 Parábola del juez inicuo 1Les dijo (Jesús a sus discípulos) una parábola para mostrar que es preciso orar en todo tiempo y no desfallecer, 2diciendo: Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3Había asimismo en aquella ciudad una viuda que vino a él diciendo: Hazme justicia contra mi adversario. 4Por mucho tiempo no le hizo caso; pero luego se dijo para sí: Aunque, a la verdad, yo no tengo temor de Dios ni respeto a los hombres, 5mas, porque esta viuda me está cargando, le haré justicia, para que no acabe por molerme. 6Dijo el Señor: Oíd lo que dice este juez inicuo. 7¿Y Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aun cuando los haga esperar? 8Os digo que hará justicia prontamente. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra? Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Parábola del juez inicuo Este juez tenía sus planes, muchos tienen sus planes de lujuria y concubinato, de fornicación y pasiones ilícitas, pero viene una persona buena y te habla de otra vida, de la justicia, de que hay otra manera de ser feliz en la tierra; primero, protestas, y esa persona sigue insistiendo, y al no poder deshacerte de tus obligaciones, le escuchas, y por primera vez en tu vida, entiendes que la justicia divina es necesario que vivas, porque sinó, una y otra vez, tu mala conciencia roerá, como viuda necesitada, tu corazón, para apartarlo de la fornicación. Y de ser un juez inicuo, pasarás a dar justicia al oprimido, ocupándote primeramente de limpiar tu vida de pecado, de quitar de tu escenario las malas obras, y poner en tu actuación nuevos guiones, sacados del Evangelio, teniendo como director de tu vida, a Cristo, el Amigo que nunca falla, el Hermano que no tuviste, porque tus padres no te enseñaron lo que es la fe, lo que es ser un discípulo de Cristo. P. Jesús |