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20 de noviembre de 2016

Domingo 20 de Noviembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 23, 35-43

Los dos ladrones

Luk 23:35 El pueblo estaba allí mirando, y los príncipes mismos se burlaban de Jesús, diciendo: «A otros salvó; sálvese a sí mismo si es el Mesías de Dios, el Elegido».
Luk 23:36 Y le escarnecían también los soldados, que se acercaban a Él ofreciéndole vinagre
Luk 23:37 y diciendo: «Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Luk 23:38 Había también una inscripción sobre Él: “El Rey de los judíos (es) éste”.
Luk 23:39 Uno de los malhechores crucificados le insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate, pues, a ti mismo y a nosotros».
Luk 23:40 Pero el otro, tomando la palabra, le reprendía, diciendo: «¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio, temes a Dios?
Luk 23:41 En nosotros se cumple la justicia, pues recibimos el digno castigo de nuestras obras; pero éste nada malo ha hecho».
Luk 23:42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino».
Luk 23:43 Él le dijo: «En verdad te digo, hoy serás conmigo en el paraíso».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los dos ladrones

Aun los malos, y entre ellos, hay que son siempre malos, y otros malos, que pueden ser buenos, cuando ven a Dios crucificado a su lado.

Si has sido malo, si eres malo, mira a Jesús, a Cristo, a tu lado, agonizando de dolor por tus pecados, que en su Nombre, si quieres, te van  a ser perdonados.

Ten corazón, aún siendo malo, y no creas que todos son como tú, aunque reciban la misma sentencia: ser crucificados. Tú, posiblemente te merezcas esa condena, pero hay Quien pagó por ti la pena, la pena de morir por tus pecados.

Acepta a Cristo, ama a Dios, y pídele, como el ladrón bueno, que se acuerde de ti cuando esté en su Reino.

Y Dios te contestará así: “Siendo malo, eres bueno por creer en Mí, en que puedo salvarte con todo mi sufrimiento y muerte, porque soy el Mesías prometido, el Dios justo, que no dejo jamás sólo al que se ha arrepentido de sus pecados. Yo te perdono, hijo de Dios, hermano mío; hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

P. Jesús

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