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20 de marzo de 2021

Sábado 20 de Marzo de 2.021

Tiempo de Cuaresma /4º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 7, 40-53

Yo no vengo por mi cuenta

40De la muchedumbre, algunos que escuchaban estas palabras (de Jesús) decían: Verdaderamente que éste es el Profeta. 41Otros decían: Este es el Mesías; pero otros replicaban: ¿Acaso el Mesías puede venir de Galilea? 42¿No dice la Escritura que del linaje de David y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Mesías? 43Y se originó un desacuerdo en la multitud por su causa. 44Algunos de ellos querían apoderarse de Él, pero nadie le puso las manos. 45Volvieron, pues, los alguaciles a los príncipes de los sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? 46Respondieron los alguaciles: Jamás hombre alguno habló como éste. 47Pero los fariseos les replicaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar? 48¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? 49Pero esta gente, que ignora la Ley, son unos malditos. 50Les dijo Nicodemo, el que había ido antes a Él, que era uno de ellos: 51¿Acaso nuestra Ley condena a un hombre antes de oírle y sin averiguar lo que hizo? 52Le respondieron y dijeron: ¿También tú eres de Galilea? Investiga y verás que de Galilea no ha salido profeta alguno. 53Y se fueron cada uno a su casa.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Yo no vengo por mi cuenta

Reglas, esas son las reglas: Tenía que ser El Salvador, venido de Belén y no de Galilea. Y no querían saber la historia de Jesús; no les interesaba, porque tenían sus planes, habían hecho sus pronósticos y sabían lo que querían: Un Mesías guerrero, y no un hombre de paz, ¡un Galileo! De haber sido fieles a la inteligencia humana, habrían indagado en la historia personal de Dios, que nació en Belén. Pero… No, ellos querían y quieren seguir sus planes y no la realidad; querían y quieren ganancias ilícitas de botines de guerra, y no eso que proclamaba el Galileo: paz, amor, perdón.

“Estás curado, estás salvado: vete y no peques más”. Esa es la sentencia de Dios en la tierra: ¡Misericordia! ¡Caridad!

Pero, no, no…

Jesús, el Galileo… El Mesías vendría de Belén…

No ven…

¿Ves tú, hijo de Dios, hermano mío? ¿Ves tú? Lloro por tu ceguera, porque no has estudiado la historia de Dios, sino que esperas un guerrero que acabe con tus enemigos y te de dinero por ser tú tan bueno, pero… pero… Jesús es Dios. La historia suya lo proclama, como lo dice también tu fe. Sé que crees y que tienes fe. Gracias. Lloremos juntos, hermano de Dios, porque el Papa está solo y espera que tú ames a Dios.

¡Ámalo!

Ama a los dos, y yo dejaré de llorar, porque los sacerdotes amamos a Dios y al Papa. ¿Verdad?… ¿Verdad?

Sí, verdad.

P. Jesús

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