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20 de enero de 2019

Domingo 20 de Enero de 2.019

Tiempo Ordinario /2º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 2, 1-11

Primer milagro de Jesús

1Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la Madre de Jesús.2Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. 3No tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la madre de Jesús a éste: No tienen vino. 4Díjole Jesús: Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? No es aún llegada mi hora. 5Dijo la madre a los servidores: Haced lo que Él os diga.

6Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres metretas. 7Díjoles Jesús: Llenad las tinajas de agua. Las llenaron hasta el borde, 8y Él les dijo: Sacad ahora y llevadlo al maestresala. Se lo llevaron, 9y luego que el maestresala probó el agua convertida en vino — él no sabía de dónde venía, pero lo sabían los servidores, que habían sacado el agua —, llamó al novio 10y le dijo: Todos sirven primero el vino bueno, y cuando están ya bebidos, el peor; pero tú has guardado hasta ahora el vino mejor. 11Este fue el primer milagro que hizo Jesús, en Caná de Galilea, manifestó su gloria y creyeron en Él sus discípulos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Primer milagro de Jesús

La historia podía haber ido de esta manera: María, siendo ya desde siempre madre de todos nosotros, por ser Madre de Dios, vio preocupada a los novios, y le dijo a Jesús que estaba preocupada por ellos, al ver como el maestresala se había acercado a ellos y, después de hablarles, ellos dos se hablaron tristes y apesadumbrados; y le dijo a Jesús que así percibía que algo les ocurría, y dijo a Jesús: “Voy a preguntarles qué les preocupa”. Como toda buena madre, cuando ve a un hijo, a una hija preocupada, lo primero que hace es acercarse a preguntar. Y Jesús siguió con la mirada a su bendita Madre practicando la caridad. María regresó a su lado y le dijo a Jesús: “No tienen vino”. Le dio a conocer el problema a su Hijo, y como toda buena madre, confía en su hijo, conoce a su Hijo y sabe lo que puede hacer. Es como aquella madre que tiene un hijo rico y otros hijos pasan necesidades; ella, le dirá al hijo rico: “Hijo, tus hermanos necesitan de lo que tienes y sé que puedes darles”. Con esta naturalidad, María le dijo a su Hijo Dios, que sus hermanos estaban en apuros, y confiando en Él le habló del problema exacto de los novios. Y pasando por allí unos sirvientes, les dijo, con la confianza en el Hijo rico y su Misericordia: “Haced lo que Él os diga”.

Ahora mismo, sigue nuestra bendita Madre haciendo lo mismo; las personas no cambian, y María menos, porque nació llena de Gracia. Ella, ve tu angustia, porque María está en cuerpo y alma en el Cielo y nos ve de continuo, por la Gracia de Dios, porque Ella, María, está plena de Gracia. Ve nuestra angustia, nuestras necesidades, también las económicas, ¡es madre! Y le dice a Jesús: “Ese hijo, esa hija sufre, no tiene suficiente dinero para llegar a fin de mes”. Recordemos el: “No tienen vino”. Si el que unos novios no tengan vino en su boda, es importante para María, tan importante como para pedir a Jesús que haga algo, y ese algo es SU PRIMER MILAGRO, ¿no crees que no está ya pidiendo por ti, que estás asustado, asustada, de no llegar a final de mes? Sí, está ahora mismo pidiendo por ti a Jesucristo. ¡Claro que sí! Y es más, les dice a los Ángeles de la Guarda: “Haced lo que Él os diga”.

¿Qué condición hay en la historia real? Que invitemos a Jesús y María a nuestra boda. Si ellos están invitados, están contigo, y te ven, y viene María a ti y te pregunta: “¿Qué necesitas?” Y tú se lo dices. ¡Díselo a María! Ella está invitada a tu boda, es tu madre, es tu amiga. Dile lo que te pasa, y Ella se ocupará de todo. Se ocupa de todo. ¡Haz la prueba!

“Madre, se me ha terminado el dinero”.

Ella dice: “Jesús, no tiene dinero”. Y Dios puede decir: “¿Y a mí qué… No sólo de pan vive el hombre”. Y ella le mira suplicante a los ojos. Le mira suplicando por ti, y pasan los Ángeles, y les dice: “Haced lo que Él os diga”. Y les dice a los Ángeles: “Coged del corazón de estos esposos, el agua de su fe, vaciadla en las nuevas circunstancias que les propicio Providencialmente, y llevadlas a la persona-s que puede ayudarles económicamente, ya sea con un nuevo trabajo, ya sea con nuevas oportunidades o clientes nuevos. Y viene el “maestresala” (la oportunidad) a tu casa, o te llaman por teléfono, o te piden que vayas a tal sitio, o te encuentras con un conocido, o te vienen clientes; lo cierto es que tú recibes de Dios, de Jesucristo, el milagro inesperado: la oferta, la circunstancia favorable, el dinero necesario, para llegar a fin de mes.

Pero es necesario que tengas a María y a Jesús, invitados a tu boda, comiendo en tu casa, viviendo en ti.

¡Di que sí!

P. Jesús

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