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20 de agosto de 2017

Domingo 20 de Agosto de 2.017

 Evangelio:

San Mateo 15, 21-28

Tu hija

Mat 15:21 Jesús, se retiró a los términos de Tiro y de Sidón.
Mat 15:22 Una mujer cananea saliendo de aquellos lugares comenzó a gritar, diciendo: «Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David; mi hija es malamente atormentada del demonio».
Mat 15:23 Pero Él no le contestaba palabra. Los discípulos se le acercaron y le rogaron, diciendo: «Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros».
Mat 15:24 Él respondió y dijo: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel».
Mat 15:25 Mas ella, acercándose, se postró ante Él, diciendo: «¡Señor, socórreme!».
Mat 15:26 Contestó Él y dijo: «No es bueno tomar el pan de los hijos y arrojarlo a los perrillos».
Mat 15:27 Mas ella dijo: «Cierto, Señor, pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores».
Mat 15:28 Entonces Jesús le dijo: «¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como tú quieres». Y desde aquella hora quedó curada su hija.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Tu hija

¿Quieres lo mejor para tu hija? Sí, lo sé. Gritarías de dolor, como la mujer del evangelio de hoy, la cananea, si tuvieras una hija poseída por el Demonio, y ¿cómo es que pretendes que se case con ése, que es peor que “mil demonios”?

¿Cómo ha conseguido hacer el dinero, que dicen que tiene?

Madres buenas, no queráis para vuestras hijas, una vida sin trabajo, una vida de reinas y princesas, porque la misma Madre de Dios, trabajó y pasó muchas fatigas en las circunstancias de su santo matrimonio, y ¡fue tan feliz con San José! Desea para tu hija, un San José y no un Herodes que, dejando a su mujer, se juntó con la mujer de su hermano. Tenía dinero, sí, y poder, pero ni Herodías, la mujer de su hermano, fue feliz con él; tuvo que pedir a su hija que pidiese la cabeza de Juan el Bautista, porque Herodes no le tenía en cuenta sus deseos, sólo la usaba para fornicar, hablemos claro. Y claro sigamos hablando: madre, ayuda a tu hija a que encuentre a su “San José”; tendrá que trabajar y pasará penas, como todo el mundo, pero tendrá a un hombre a su lado, y no a un demonio.

La vida, aunque corta, es larga, larguísima para los que no se han casado con quien debían.

P. Jesús

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