Miércoles 19 de Septiembre de 2.018
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Evangelio:
San Lucas 7, 31-35 Amando a Dios (Dijo Jesús): 31¿A quién, pues, compararé yo a los hombres de esta generación y a quién son semejantes? 32Son semejantes a los muchachos que, sentados en la plaza, invitan a los otros diciendo: Os tocamos la flauta, y no danzasteis; os cantamos lamentaciones, y no llorasteis. 33Porque vino Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decíais: Tiene demonio. 34Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Es comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores. 35Y la sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Amando a Dios El que ama a Dios, no le juzga, acepta sus hechos, pensando que Dios tiene motivos de hacer lo que hace; si va al pecador, es por saber lo que contiene su corazón, y sabe que se está arrepintiendo de sus pecados. Dios vino al mundo a servir. ¡No lo olvides, hermano! No vino Dios a ser un gran caudillo y guerrero; Dios, Jesús, vino al mundo a dar el Amor de Dios, y esto hizo, curando a los enfermos, consolando, ayudando a todos a tener una nueva vida, la vida de la salvación, la vida de saber cómo te Ama Dios. Si supieras cómo te Ama Dios, dejarías que Jesús, Dios, viniera a comer a tu casa, sí, a la tuya, pecador. Todos los hombres son pecadores, y algunos son corruptos. Por eso vino Dios al mundo, para que los pecadores se confesaran y se salvaran. Por eso vino Dios al mundo, para que los corruptos dejaran su corrupción y se confesaran de sus pecados. Dios vino al mundo a dar su Amor. ¿Lo quieres?… Confiésate y no peques más. P. Jesús © copyright |