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19 de noviembre de 2018

Lunes 19 de Noviembre de 2.018

Tiempo Ordinario /33º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 18, 35-43

Mucha gente iba acompañando a Jesús

35Acercándose (Jesús) a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. 36Oyendo a la muchedumbre que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Le contestaron que era Jesús Nazareno que pasaba. 38El se puso a gritar, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí. 39Los que iban en cabeza le reprendían para que callase, pero él gritaba cada vez más fuerte: Hijo de David, ten piedad de mí. 40Deteniéndose Jesús, mandó que se lo llevasen, y cuando se le hubo acercado, le preguntó: 41¿Qué quieres que te haga? Dijo él: Señor, que vea. 42Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado, 43y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Todo el pueblo que esto vio, daba gloria a Dios.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Mucha gente iba acompañando a Jesús

Acompañaban a Jesús e iban haciendo revuelo, ruido; ¿le prestaban atención?, pocos lo hacían, porque a muchos les gustaba ir, estar de reunión, más que ver, escuchar, obedecer al Señor.

Y Dios, Jesús, les deja hacer, y ellos hacen, cada quien que le sigue, hace lo que quiere, y la gran mayoría van charlando, haciendo bullicio todo el camino, pero gracias a esto, el ciego se entera que algo pasa, que alguien especial se acerca, porque no era habitual tanto revuelo pasar cerca de él. Y pregunta, y le dicen que es Jesús Nazareno que pasa, y él, al enterarse, grita, ¡quiere que el Señor le haga caso a él!, porque necesita un milagro, que sólo Dios puede daros, ¡sólo Dios!

Sabemos la historia, acabamos de leer el evangelio, y nos dice que primero, el ciego, le dice, le pide, que tenga piedad de él; y Jesús, Dios, le pregunta, por toda respuesta a su petición de piedad: “¿Qué quieres que te haga?” Es directa, esta respuesta hecha pregunta, en contestación de las llamadas de piedad, y vemos que el ciego también es claro, y se lo dice claramente: “Señor, que vea.”; y contesta el Señor Jesús, Dios: “Ve, tu fe te ha salvado.”; lo cura y lo salva, aun cuando el ciego sólo le pide que vea, que deje la ceguera de los ojos, pero por la fe, por la petición de piedad, Dios pregunta y da, da más de lo que le piden, porque este ciego se lo pidió bien, ¡corto y claro!, como son siempre las cosas de Dios, directas y claras, porque Él, Dios, sabe el contenido del corazón del que pide; pero necesitas pedir, porque no basta que Dios sepa, porque Dios ve los corazones y sabe de todos, y espera que tú abras tu corazón y se lo muestres abiertamente, por tus palabras, lo que deseas. ¡Pide!

P. Jesús

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