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19 de enero de 2019

Sábado 19 de Enero de 2.019

Tiempo Ordinario /1º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 2, 13-17

A la orilla del mar está Jesús, Dios

13Salió (Jesús) de nuevo a la orilla del mar, y toda la muchedumbre se llegó a Él, y les enseñaba. 14Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al telonio, y le dijo: Sígueme. Él, levantándose, le siguió. 15Estando sentado a la mesa en casa de éste, muchos publicanos y pecadores estaban recostados con Jesús y con sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. 16Los escribas y fariseos, viendo que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: ¿Por qué es que come y bebe con publicanos y pecadores? 17Y oyéndolo Jesús les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos; ni he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

A la orilla del mar está Jesús, Dios

Es Dios, Jesús, quien comía con publicanos y pecadores, para enseñarles la doctrina y salvarlos. Tú, ¿a quién vas a salvar tú?… no me hagas reír. Aprende bien la doctrina. ¿Quién salva, tú o Jesús, Dios?… Entonces lo tienes claro. ¿Qué haces tú comiendo con publicanos y pecadores?… Nada, ponerte en condiciones de pecar. ¿No quieres salvarte por Jesús?…

¡Ay!, ese catecismo; ese catecismo, qué poco se sabe.

Hay tantos que pasan hambre de afectos, y dicen que van a comer con publicanos y pecadores, porque tienen hambre. ¡La Eucaristía!, ¡esa es tu comida!

Es Dios quien te acercará a los que quiera, que con tu buen ejemplo, sano tú por tener alimento, por comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo, puedas ser la sal en las vidas sosas de estos que piden socorro, y Dios los pone en camino hacia tu destino, donde tú te encuentras. Tú haz tu vida, vive una vida en la que puedas ser útil a Dios, y ¡no te preocupes!, que Dios es Dios, y te acercará a los publicanos y pecadores, para que tu ambiente de santidad les convenza de que es bueno, de que es santo; el que vivir la paz, sin pleitos, sin excesos, y en la humildad de la santidad, es también para ellos.

No tienes que ir tú a comer con publicanos y pecadores, ¡eso es cosa de Dios, Jesús!, lo tuyo es cumplir con tu deber de tener una vida de obras de fe, en la paz de la Gracia Santificante; y ¡no te preocupes!, tendrás más visitas de las que quisieras, porque la gente busca, ¡busca desesperadamente, ejemplos serios de fe verdadera!; la gente no quiere espectáculos, quiere paz. ¿Recuerdas cuando tú la necesitabas, la buscabas?; ¿verdad que no estaba en las fiestas, en las comidas?… ¿Ves?

No vayas tú con publicanos y pecadores; deja hacer esto a Jesús, que vive, sigue vivo, y no sólo en el Pan y el Vino, sino que resucitó y vive aquí y allí, en este lugar y en el otro, y sigue llamando a los que ve su corazón, y por el contenido del mismo, les dice: “¡tú!… ¡ven!”

Y ese va, y se encuentra contigo. Así hace las cosas Dios; te utiliza, jamás te hace hacer de Dios. ¡Él vive!

Además, hay tanta necesidad de ayudarse los que decís amar a Dios; ayudaos primero vosotros, unos a otros, los que vivís en Gracia Santificante, y tenéis pruebas y malas tentaciones que combatir. A tantos les parece que los buenos, son siempre buenos, pero os digo que los buenos necesitan de ayuda para mantenerse en Gracia, en la Gracia. Vosotros ayudaos, no vayáis algunos de prepotentes, creyendo que por tener fe, ya no podéis pecar. Pues te digo que, igual que a los demás, ¡a todos os tienta Satanás!, a eso se dedica toda su vida, a ser el tentador; ¡si tentó a Dios, Jesús!, ¿crees que se ha olvidado de ti?… ¡jamás!, como jamás Dios, Jesús, se olvida de ti. Eres recordado por Dios y por el Diablo, ¡que lo sepas!, para que no vayas de ingenuo por la vida, pensando que los que van camino de santos, como tú vas, ¡qué vas!, por la Gracia de Dios, digo, que no creas que tú, como todos los que quieren ir al Cielo, no van a ser tentados y, a veces, tantas, caigan. ¡Ayudaos! Mejor ocúpate de ayudar a tus hermanos en la fe, y siendo muchos los que os mantenéis de pie, seáis luz para esos publicanos y pecadores que están comiendo con Jesús, Dios. Es decir, viviendo sus cosas, sufren, y sin que nadie los vea, piden ayuda a Jesús; y Jesús, va y come con ellos en su corazón, y les da el alimento de la Gracia, para que vayan al encuentro de los santos, esos que tienen experiencia de vida en la Gracia Santificante, y puedan aprender de su ejemplo. ¿Palabras?, basta la Palabra de Dios, el Evangelio, la Sagrada Escritura; pero ejemplos, ¡el tuyo!, todos necesitan de tu buen ejemplo y de la Palabra de Dios.

¡Vive el Evangelio y serás el buen ejemplo para los publicanos y pecadores que han estado comiendo con Jesús, Dios, en sus corazones!; Dios te utilizará. Esta es la misión de todo hombre, buscar su salvación y, en salvarse, salva a otros.

¡Sálvate! No comas con publicanos y pecadores, que no te hayan sido enviados por Dios.

Vive la Gracia Santificante, y tendrás colas de personas que buscan la Verdad, esa que vive en ti, la de amar a Dios sobre todas las cosas y personas. ¡Amén!

P. Jesús

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