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19 de diciembre de 2018

Miércoles 19 de Diciembre de 2.018

Tiempo de adviento /3º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Lucas 1, 5-8.11-20.23-25

Intachables

5Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, cuya mujer, de la descendencia de Arón, se llamaba Isabel. 6Eran ambos justos en la presencia de Dios, e irreprensibles, caminaban en los preceptos y observancias del Señor. 7No tenían hijos, pues Isabel era estéril y los dos ya avanzados en edad.

8Sucedió, pues, que, ejerciendo él sus funciones sacerdotales delante de Dios según el orden de su turno.

11Apareciósele un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. 12Al verle se turbó Zacarías, y el temor se apoderó de él. 13Dijóle el ángel: <<No temas, Zacarías, porque tu plegaria ha sido escuchada, e Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, al que pondrás por nombre Juan. 14Será para ti gozo y regocijo, y todos se alegrarán en su nacimiento, 15porque será grande en la presencia del Señor. No beberá vino ni licores, y desde el seno de su madre será lleno del Espíritu Santo; 16y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor su Dios, 17y caminará delante del Señor en el espíritu y el poder de Elías para reducir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto>>

18Dijo Zacarías al ángel: << ¿De qué modo sabré yo esto? Porque yo soy ya viejo, y mi mujer avanzada en edad>>.19El ángel le contestó, diciendo: <<Yo soy Gabriel, que asisto ante Dios, y he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena nueva. 20He aquí que tú estarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que esto se cumpla, por cuanto no has creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo>>.

23Cumplidos los días de su servicio, volvióse a casa. 24Y después de algunos días concibió Isabel, su mujer, que se ocultó durante cinco meses, diciendo: 25Porque así ha obrado conmigo el Señor, al tiempo que le plugo quitar mi oprobio entre los hombres.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Intachables

Los esposos, Zacarías e Isabel, ambos intachables en la Ley y, aún siendo así, Zacarías es castigado por su incredulidad a la voluntad de Dios. Porque hay cosas de Dios que van contra la misma naturaleza, porque cuando Dios habla, la naturaleza obedece su Palabra.

Los hombres no obedecen a la Palabra de Dios, por eso dudan y son castigados. Luego, algunos, dejan de ser intachables porque sufren y creen que Dios los ha abandonado, y Dios no abandona jamás, ¡jamás!, pero sí que como Padre bueno que es, castiga, para que no pierdas la fe, para que se te aumente la fe.

Podrían algunos ser intachables en cumplir la Ley de Dios y, aún así, tener falta de fe. Y Dios prueba los corazones, Dios quiere que se obre por fe, que seas intachable por fe y no por tradición o por temor, o porque es lo correcto y es lo mejor para ti; como hombre creado por Dios, que sabe Él, Dios, de lo que tienes necesidad, tú y los demás, y en la Ley de Dios está escrito lo necesario para ser feliz, y la salvación viene de Jesús, de la fe, de tu fe.

Hay algunos que obran así, por la gracia de Dios, son intachables, pero su fe se tambalea a la que Dios les dice su decisión, y luego puede pasar, que no pase lo que Dios quería que pasase, porque la libertad está en el obrar del hombre, y según cómo obre, no ocurrirá la voluntad de Dios. Si Zacarías no se hubiera unido a su mujer, no habría Dios podido darles el hijo.

La Virgen María preguntó al Arcángel Gabriel: “¿Cómo será eso, porque no conozco varón?”; esa pregunta no es una duda, sino que es una afirmación del hecho, de saber cómo será. Zacarías, en cambio, duda, dice que es anciano y su esposa también, y duda. María no dudó del poder de Dios, de que la cubriría con su Sombra. Se lo dijo el mismo Ángel Gabriel, que también había sido él, Gabriel, quien había comunicado a Zacarías la voluntad de Dios. María creyó, y no fue castigada, ella era plena de Gracia. Zacarías dudó y fue castigado. San José no dudó del mensaje de Dios, dado por un ángel, y no fue castigado. Y tú, qué haces con esta misión tuya que tienes de Dios, que tanto has meditado en ella, y… ¿a qué esperas en empezarla?… Te falta fe, y quizás por eso Dios te ha castigado, como a Zacarías. Todo y así, todo y estando castigado, cumple, como cumplió Zacarías y amó a su mujer, fundiéndose los dos en uno, haciendo obras de fe, de la palabra de Dios para él. Tú, haz lo mismo, tienes la certeza de que tienes una misión que hacer en esta vida, misión que si no haces tú, no la hará nadie más, como tú la harás; entonces, empieza, con lo que tengas, a hacerla y Dios te irá dando de lo que irás necesitando, pero, ¡empieza ya!; quizás quieras reunirte con gente amiga para rezar el Santo Rosario y pedir por la salvación del mundo, quizás quieres ir a cuidar ancianos, visitar enfermos, atender a los niños de tu barrio, rezando por ellos. Quizás quieres pasar el Evangelio, dar a conocer la Palabra de Dios, quizás quieres dar a tu familia mejor vida, siendo tú mejor persona, dando siempre el bien sin quejarte y aguantándolo todo, ofreciendo este dolor para la salvación tuya y de ellos. Quizás quieres poner un negocio, y de los beneficios quieres dar una parte a los necesitados; quizás quieres cocinar e ir a llevar de tus alimentos a las monjas que atienden a los desamparados. Quizás quieres escribir un libro para que quién lo lea, aprenda, valore y se una a la fe católica, quizás quieres hacer un programa de radio, de televisión, algún vídeo, dando a conocer a Dios… o quizás quieres pintar obras de arte, en donde lo humano y lo divino, tengan protagonismo…

Dios espera de ti, que eres intachable, para que, con tu conducta, Dios haga en ti, cosas maravillosas.

O quizás no sabes cuál es tu misión, como no lo sabía la Virgen María, como no la sabía san José, como no lo sabían Zacarías ni su esposa Isabel. Pero Dios tiene una misión para ti, y te la dará a conocer si te pones a sus pies y vives la fe, siendo INTACHABLE a la Ley de Dios.

Cuántas cosas has aprendido hoy. ¡Lo sé!

P. Jesús

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