Saltar al contenido

18 de agosto de 2020

Martes 18 de Agosto de 2.020

Tiempo Ordinario/20º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 19, 23-30

Vive para poder entrar en el Reino de los Cielos

23Y Jesús dijo a sus discípulos: En verdad os digo: ¡que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos!24De nuevo os digo: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el reino de los cielos. 25Oyendo esto, los discípulos se quedaron estupefactos, y dijeron: ¿Quién, pues, podrá salvarse? 26Mirándolos, Jesús les dijo: Para los hombres, imposible; mas para Dios todo es posible.

27Entonces, tomando Pedro la palabra, le dijo: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué tendremos? 28Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros, los que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre el trono de su gloría, os sentaréis también vosotros sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29Y todo el que dejare hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o campos, por amor de mi nombre, recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna. 30Y muchos primeros serán los postreros; y los postreros, primeros.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Vive para poder entrar en el Reino de los Cielos

Cuántos pobres van de ricos y exigen a otros, como dioses de sí mismos, con extravagancias fuera de lugar. Esos, con porte de poderosos, son pobres en bondad, faltos de caridad. Y se van a encontrar con que la vida les pasará cuentas de sus fechorías con los pobres de espíritu, esos a los que Dios denomina bienaventurados, felices en su piedad y en su fuerza espiritual de resistir todo mal, sin devolverlo y perdonando, al comprender que los que van de ricos en sus exigencias y fechorías, son necios guías de necios; y ¿qué va a ocurrir sí o sí?… que van a caer los malos en sus propias redes, ya en vida, y si no cambian y piden perdón a Dios, si no hacen penitencia y piden perdón al que han ofendido, van a ir al Infierno, porque así está dispuesto para todos; porque en el Reino de los Cielos sólo pueden entrar los que perdonan todo agravio que han padecido, se lo hayan impuesto queriendo o sin querer, porque a veces, sin querer se puede hacer padecer a otros, que en revancha de su dolor, hacen venganza, y a veces, una venganza muy fría, como hacen saber entre sus colegas, esos que en vez de hacerles ver que deben perdonar, los apoyan, y entre todos van y hacen mal a quien los ha agraviado, sin darse cuenta, porque a veces, TANTAS, se hace daño sin querer. Simplemente por decir una opinión que otros no comparten, incluso hay quien se siente ofendido por el tono de voz, o porque cree que a un hermano lo tratan distinto que a él mismo… Hay tantas formas y maneras de sentirse ofendidos, y tantas veces no ha sido las ofensas hechas para ofender, sino, muchas, por falta de información, otras de valoración, y muchas por falta de caridad, pero ya todos deberían saber que es difícil ser caritativo, es decir, hacer todas las cosas para agradar a Dios y no a las personas. ¿Comprendes?, porque hay quien hace caridad, es decir obras buenas, por la información que cree tener de otra persona, porque cree que lo necesita más que otras, aun siendo quizás, falso. Un ejemplo: unos padres ayudan económicamente a un hermano pensando que lo necesita más que otro, y es que el otro no se queja, y en cambio, aunque al que ayudan tampoco se queja, puede que los padres crean que está más necesitado; y el error no es pecado, es error, y aunque fuera pecado, hay que perdonar al que hace daño, y dejar las cosas en manos de Dios, porque sólo Dios sabe lo que contiene el corazón de una persona. Por eso, si a ti te hacen daño los que creen que les dañaste adrede, no seas como ellos y hagas venganza, sino que ten paciencia y soporta su venganza y reza por ellos, para que Dios, que está en los Cielos, les permita otro día vivir en su Reino Celestial, y tú, tú vive para poder entrar en el Reino de los Cielos.

Sé que hoy has comprendido cosas que no sabías. ¡Bendito eres del Padre, que tanto te ama!

P. Jesús
© copyright