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17 de noviembre de 2016

Jueves 17 de Noviembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 19, 41-44

Jesús lloró

Luk 19:41 Así que Jesús estuvo cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo:
Luk 19:42 «¡Si al menos en este día conocieras lo que hace a la paz tuya! Pero ahora está oculto a tus ojos.
Luk 19:43 Porque días vendrán sobre ti, y te rodearán de trincheras tus enemigos, y te cercarán, y te estrecharán por todas partes,
Luk 19:44 y te abatirán al suelo a ti y a los hijos que tienes dentro, y no dejarán en ti piedra sobre piedra por no haber conocido el tiempo de tu visitación».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Jesús lloró

Jesús lloró, como lloras tú cada vez que te das cuenta de que muchos no hacen el bien por amor a Dios, por servir a Jesús, por ser testigo de la fe.

Personas de tu propia congregación de laicos consagrados, a veces te hacen llorar, porque exigen tu santidad, y ves tú su ceguera.

Estabas solo-a y necesitado de ayuda y de guía espiritual, y queriendo ser un laico consagrado, te acercaste allí donde habían, para ser uno-a de ellos-as, para vivir el Cielo en la tierra; y, a veces, hay almas buenas, y otras veces, no, pero te debes, por voto de obediencia, a tu congregación, a tu grupo católico. Dios no quiere que sufras, pero tampoco quiere que hagas tú sufrir a nadie. Elegiste tu camino, deseaste dejar la soledad y compartir la fe con otros laicos consagrados, y esto es bueno; y allí habrá, como en todo lugar, una cruz que soportar, una cruz que cargar.

Llora, porque Jesús también lloró. Él, Cristo, te consuela y también te deja compartir la alegría con otros hermanos consagrados, que como tú, quieren vivir el Cielo en la tierra; pero en la tierra, lo que hay, no es el Cielo, sino el Amor de Dios, que aun siendo lo mismo, es diferente, porque aquí se ama a Dios, y aquí Dios lloró, como tú lloras por Dios.

Hay mucho por hacer en este mundo, y los laicos consagrados trabajan de la primera hora, a la última del día; y de noche, mientras descansan, rezan para las almas, para que todas las almas tengan la oportunidad de hallar la Verdad, de andar el Camino y vivir la Vida, por la Gracia de Dios.

Dios lloró, y tú lloras con Él, porque Dios comprende tu sufrimiento, y quiere que con él, aceptado y vivido en la paz de dar bien por bien y bien por mal, te ganes el Cielo, allí donde Dios no llora, sino que todo es alegría, la alegría del Amor.

Vive y conságrate a Dios.

P. Jesús

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