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17 de julio de 2018

Martes 17 de Julio de 2.018

Tiempo Ordinario /15º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 11, 20-24

Conversión

20Comenzó (Jesús) entonces a increpar a las ciudades en que había hecho muchos milagros porque no habían hecho penitencia: 21¡Ay de ti, Corazeín; ay de ti, Betsaida! porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en ti, mucho ha que en saco y ceniza hubieran hecho penitencia. 22Así, pues, os digo que Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que vosotras en el día del juicio. 23Y tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el cielo? Hasta el infierno serás precipitada. Porque, si en Sodoma se hubieran realizado los milagros obrados en ti, hasta hoy subsistiría. 24Así, pues, os digo que el país de Sodoma será tratado con menos rigor que tú el día del juicio.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Conversión

La conversión lleva consigo dejar de lado el pecado y también algunas cosas lícitas, pero que por amar a Dios sobre todas las cosas y personas, tienen que ser postergadas para dar tu caridad.

Por ejemplo, es lícito que te cases, pero si no puedes estar abierto a la vida, mejor no te cases y esperes, porque no es bueno ponerte en condiciones de pecado. Casarse es para amarse, y el matrimonio es válido a los ojos de la Iglesia, de Dios, si se consuma, es decir, si hay relación sexual para poder tener acceso a la paternidad responsable, porque es responsabilidad del matrimonio, el tener hijos.

Amar a Dios sobre todas las cosas, es lo que Jesús, Dios, nos pide; Él mismo lo hizo. ¡Sufrió y murió por amor!, dejó que lo mataran porque cumplió con su deber con dolor. Y si Dios sufrió, tú también sufrirás, porque el sufrimiento reside, vive en este mundo, es su lugar. En el Cielo, allí no existe, no hay sufrimiento; aquí, en la Tierra, sí. Todos, o sufren, o han sufrido, o sufrirán, o tienen cosas, personas, que no les dejan ser felices al cien por ciento, porque aquí no existe la felicidad total, siempre hay dolor, y el cristiano sabe bien que tiene que cargar con su cruz y seguir a Jesús. Entonces, que nadie se pase de listo, y llamándose y creyéndose cristiano, deje su cruz y juegue a ser Dios. El matrimonio es para tener hijos, para estar abiertos a la vida, para no evitar los hijos, por métodos naturales, sin necesidad. Esos matrimonios que se casan y, ya de entrada, evitan los hijos, ¿no sería mejor que esperaran a casarse? Sí, es lícito que se casen, porque no va contra Dios que dos solteros se casen, pero, por amor a Dios, eso lícito que es casarse, ¿no sería mejor que se casaran cuando estuvieran preparados para tener hijos? Es la esencia del matrimonio cristiano, el tener hijos, el cumplir con la sentencia de Dios que dijo: “Creced y multiplicaos”.

Amar a Dios, tantas veces lleva al sacrificio de lo lícito para no tener que pecar, porque las cosas, los actos lícitos, si uno no edifica “su casa en roca”, puede derrumbarse. Como el que se compra una propiedad, sin contar con un trabajo fijo, sin tener la seguridad de que podrá pagar la propiedad. Y, aunque es lícito comprar una casa, ¡no es nada malo!, puede traer malas consecuencias, si una vez comprada, no se puede pagar la casa, y tenga que hacer cosas contrarias a la fe para pagar la deuda contraída.

Vemos que lo lícito, si no se hace bien, puede traer un mal. Por esto, amigo, aunque lo lícito, es lícito, antes, mira las consecuencias, no sea que por lo lícito, no puedas amar a Dios sobre todas las cosas, y sufras las consecuencias de no tener una vida digna, porque, por ejemplo, es digno, es necesario, que los esposos se amen como matrimonio que son, si nó muere el amor, porque el amor, en el matrimonio, necesita expresarse con el sexo, cuando uno de los dos, o los dos, lo necesite, porque la Iglesia pide al matrimonio, a los esposos, que se den el uno al otro sin negarse la unión sexual, que es lícita, buena, recomendable, y es lo que hace legal la unión matrimonial, el consumar el acto sexual. Si es tan importante, que si no se consuma, el matrimonio no es lícito, veamos en este requisito de amor esponsal, lo que es también la unión matrimonial. Y para los católicos, no pueden ser lícitos los anticonceptivos, los actos y formas y maneras para evitar los hijos, que no sea una vida natural de continencia, en casos graves, ya que es un mal, no hacer el bien, que en el matrimonio, es, son, las relaciones sexuales.

Saber la verdad es necesario.

Como sacerdote católico, hay que dar buena doctrina.

Antes de hacer cosas lícitas, primero, ama a Dios sobre todas las cosas y personas, y Dios te ayudará a que, lo lícito que quieres, sea una realidad. Dale tiempo a Dios, no te precipites, vive, coge tu cruz y sigue a Jesús, ¡es Dios! Pídele ayuda, confía en Dios, y no en tus solas fuerzas, o en los demás. Dios nunca falla, y siempre te ayuda a vivir en su Gracia.

P. Jesús

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