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17 de diciembre de 2016

Sábado 17 de Diciembre de 2.016

Evangelio:

San Mateo 1, 1-17

Jesucristo y sus antepasados

Mat 1:1 Genealogía de Jesucristo; hijo de David, hijo de Abraham:
Mat 1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos;
Mat 1:3 Judá engendró a Fares y a Zará de Tamar; Fares engendró a Esrom, Esrom a Aram;
Mat 1:4 Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón,
Mat 1:5 Salmón a Booz de Rahab; Booz engendró a Obed de Rut, Obed engendró a Jesé,
Mat 1:6 Jesé engendró al rey David, David a Salomón de la mujer de Urías;
Mat 1:7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asá,
Mat 1:8 Asa a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías,
Mat 1:9 Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías,
Mat 1:10 Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías a Jeconías y a sus hermanos en la época de la cautividad de Babilonia.
Mat 1:11 (TEXTO OMITIDO)
Mat 1:12 Después de la cautividad de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel,
Mat 1:13 Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliacim, Eliacim a Azor,
Mat 1:14 Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud,
Mat 1:15 Eliud a Eleazar, Eleazar a Matan, Matan a Jacob,
Mat 1:16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Mat 1:17 Son, pues, catorce las generaciones desde Abraham hasta David, catorce desde David hasta la cautividad de Babilonia y catorce desde la cautividad de Babilonia hasta Cristo.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Jesucristo y sus antepasados

Amigos de Jesús, Dios, hijos de la Iglesia Católica, hermanos:

Paz.

Como puedes ver en el Evangelio de hoy, Dios Hijo vino al mundo, descendiendo por la ley humana, que lo emparentó con San José, por ser él, el esposo casto de Santa María, la mujer en Gracia Plena, que lo llevó en su vientre, por la fe. Es Jesús, Dios, hijo de la fe y de Dios, siendo patrimonio del Pueblo elegido, por ser cuidado y adoptado por San José. San José es, para Dios, la tradición, el Pueblo elegido, el que guardaba la Ley de Dios, el que llevaba el sello de pertenecerle, de ser de Dios, Jahveh.

Jahveh, Dios, el que dice de Sí mismo: “Soy el que Soy”

Jahveh, Dios sin nombre, que en la plenitud de los tiempos, por su voluntad y libertad, se dio nombre, el nombre de Jesús, ¡Jesús!, el Amado del Padre, el Ungido, el Verbo, el Cordero, el Rey de reyes, el Salvador, el Redentor, ¡tu Señor!

Inclínate ante Dios. Llora de amor por Dios, de este amor con que te ama y te invade el corazón de pasión divina, del fuego del amor de Dios. ¡Disfruta de la vida!; ¡ama y déjate amar por Dios, Jahveh! Sentirás una pasión, como el fuego de la zarza que nunca se apaga, que no destruye, que eleva, por la Gracia. Hazte sabio en el amor; confía en Dios, deja que Dios haga en ti; conságrate a Él, a Jesús de Nazaret, Jahveh. Vive una nueva vida de esperanza, y sé la esperanza de la fe.

Pronto será Navidad, pronto volveremos a recordar el nacimiento del Dios del Cielo en la tierra, con humildad.

Hay que hacerle un regalo al Niño Dios; Él aceptaría con gusto tu consagración, sea dentro de un grupo católico, sea con un tú a Tú, al que vino al mundo para dar todo su Amor. ¿Lo quieres?, ¿quieres su Amor?; sí, sé que lo quieres, sé que lo necesitas y lo buscas. Entonces, has hallado a Dios, hermano, hermana; Él vino al mundo por ti, para salvarte, y esperó llegar a poder ser el hijo adoptivo, putativo, de San José. Porque José era el elegido para ser padre de Dios, repito, ¡padre de Dios!; entonces, si tu tuvieres problemas con tu padre terrenal, si no sintieras su afecto, si vieras que sólo te ofrece su desprecio, pues, entonces, mi querido amigo, ¡hermano!, unámonos al mismo padre, a San José, el que fue el elegido por Dios, Uno y Trino, para enseñar a Dios, para cuidar de Dios, para vivir con Dios. ¡No estás solo!; en esta Navidad, pon a San José en tu hogar, en tu corazón, acéptalo como padre, porque si María es la Madre de Dios y es tu Madre también, su casto esposo San José, que no tuvo hijos, por ser consagrado siendo casado, y consagrado con voto de castidad perpetua, por amor a Dios, por amor a María, por amor a ti, sí, a ti, que por él, que cuidó de María y Jesús, tú puedes hoy ser salvado de la esclavitud del pecado, y puedes tener un padre santo, como lo es San José; y aunque tu padre fuera bueno, el padre que te dio la vida, acepta esta Navidad a San José, porque siendo el esposo de María, siempre está con Ella, la cuida de tantos hijos, hoy en día, que la hacen sufrir, y María se apoya en su hombro, mientras San José acaricia su rostro lleno de lágrimas, vertidas por ti, por esta poca fe, que te hace sucumbir cada dos por tres al pecado; y Dios te quiere tanto, que nació por ti, de Santa María, de la Virgen Pura y niña, de la que, con sus lágrimas, suplica a Dios, por la persona y la vida de su Hijo Jesús, que tú te acuerdes de Ella, de que Ella, María, te quiere, que sufre por ti, que necesita tu amor para ser feliz, porque toda buena madre, quiere, necesita, y ora a Dios Padre por todos sus hijos, para que se salven, para que sean felices con tantas cosas lícitas y buenas como hay en el mundo; mañana te haré una buena lista de ellas.

Acepta el amor de la Sagrada Familia, y haz familia con Dios, con San José y la Virgen María, y verás que la felicidad ensancha tu corazón, y verás que la alegría habita en tu casa, y todas las penas, una a una, la Sagrada Familia de Nazaret, rezará a Dios Padre, para que con su Santa Providencia, de las penas coseches alegrías, de los sufrimientos nazcan esperanzas, y del dolor, con él, aceptado y compartido con Dios mismo, obtengas el fruto de muchas virtudes; porque una es la fe, pero, tantas veces, por falta de virtudes, pecas. Y Dios no quiere que dañes a nadie, ni que te dañes a ti mismo, Dios quiere que tu fe te ayude a salvarte y a salvar a otros; pero, ¡no hagas daño a nadie!, mejor que sufras a que dañes, y de esto sabe San José; él sufrió mucho, trabajó mucho y te comprende bien; acércate también a él y acéptalo como padre, porque es el esposo de María Virgen, la Madre de Dios y tuya, que sufre y es consolada por el que tanto la ama, San José.

Esta Navidad no vas a estar solo-a, ni nunca más, porque la Sagrada Familia es tu buena familia, la que quiere tu santidad.

¡Ánimo!, no estás solo, provienes de la estirpe de David, por adopción, por la Sangre derramada del Cordero de Dios, el Mesías, Jesusito, el Dios de tu vida. Acepta esta realidad, ¡vienes de la realeza!, eres hermano del Rey e hijo de María Reina y de Dios; y también, si quieres, su casto esposo San José, puede adoptarte a ti también. Todo es cuestión de fe, de tu fe.

¡Está llegando Navidad! Este año sí que será una buena Navidad, pasada en Familia, la Real, la Celestial. ¡No estás solo, hijo mío!, ¡no estás sola, hija mía!, tienes Familia, una Familia que te ama de verdad y que te quiere consolar, comprende todas tus cosas y quiere ayudarte a cambiar de vida, empezando con que tengas Familia.

¡Feliz Navidad!

P. Jesús

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