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16 de marzo de 2022

Miércoles 16 de Marzo de 2.022

Tiempo Cuaresma/2º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 20, 17-28

La madre de los hijos de Zebedeo.

17Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos, y les dijo por el camino: 18Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le condenarán a muerte, 19y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten y le crucifiquen; pero al tercer día resucitará.

20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose, para pedirle algo. 21Díjole Él: ¿Qué quieres? Ella le contestó: Di que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu reino. 22Respondiendo Jesús, le dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber? Dijéronle: Podemos. 23Él les respondió: Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi diestra o a mi siniestra no me toca a mí otorgarlo; es para aquellos para quienes está dispuesto por mi Padre.24Oyéndo esto, los diez se enojaron contra los dos hermanos. 25Pero Jesús, llamándolos a sí, les dijo: Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas. 26No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, 27y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro siervo, 28así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La madre de los hijos de Zebedeo.

¿Qué debió de ser de la madre de los Zebedeo después de la muerte de Jesús, cuándo sus hijos fueron a dar su vida por Dios y sin percibir riqueza alguna?

Muchas madres casan a sus hijos con un buen partido, creen tener asegurado su futuro y en vez de esto, una vez casados, estos hijos sufren tanto que más no pueden.

Muchos padres están en un error a la hora de enfocar la vida de sus hijos, y luego lloran solos y despreciados por los mismos hijos que, siguiendo sus consejos mundanos, querían para ellos un lugar privilegiado en el reino de la vida social.

La vida no es así padres, en la vida de los santos, quien más sufre y quien más sirve a los demás, ese es el más feliz de todos, porque su carga es liviana y su caminar es ligero, porque servir al prójimo da alas a los cuerpos cansados y da alegría a un corazón muerto por la falta de aceptación.

El Reino de Dios, que se gana en este mundo, se gana con el esfuerzo de ser bueno, de ser santo, de ser realmente y verdaderamente un discípulo de Cristo.

¿Te apuntas a ello, a imitar a Cristo? Toma mi bolígrafo y vayamos a las filas de los que van a poblar el Reino de Dios en las Alturas y por toda la eternidad.

¡Qué alegría! ¿Vienes? ¡Va!

P. Jesús

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