Saltar al contenido

16 de diciembre de 2019

Lunes 16 de Diciembre de 2.019

Tiempo Adviento /3º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 21, 23-27

El poder de Dios

23Entrando (Jesús) en el templo, se le acercaron los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo mientras enseñaba, diciendo: ¿Con qué poder haces tales cosas? ¿Quién te ha dado tal poder? 24Respondió Jesús y les dijo: Voy a haceros yo también una pregunta, y si me contestáis, os diré con qué poder hago tales cosas. 25El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres? Ellos comenzaron a pensar entre sí: Si decimos que del cielo, nos dirá: ¿Pues por qué no habéis creído en él? 26Si decimos que de los hombres, tememos a la muchedumbre, pues todos tienen a Juan por profeta. 27Y respondieron a Jesús: No sabemos. Díjoles Él a su vez: Pues tampoco os digo yo con qué poder hago estas cosas.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El poder de Dios

¿Pidió permiso Dios, a alguien, para crear el mundo? No.

¿Pidió permiso Dios, a alguien, para crearte a ti?; sí, a tus padres. Dios, a los padres, les pide permiso para darles hijos; ¿cómo?, casándose ellos, libremente, y recibiendo el sacramento del santo matrimonio. Ese es el pacto con Dios; ellos se casan libremente ante Dios y en la Iglesia Católica, y Él, Dios, les da hijos, uniéndose Dios a la naturaleza humana, es decir, que si los dos pueden concebir, Dios les da hijos. Esto es lo natural en el matrimonio, en las personas cristianas que se casan; los mundanos, se casan sin sacramento, se unen pero, no para complacer a Dios, sino por otros asuntos, pero los cristianos católicos se casan y reciben un sacramento, reciben al mismo Dios, que los asiste y obra en ellos su voluntad, por el poder de ser Dios. Ahora bien, muchos católicos atan las manos a Dios, pierden la vida de la Gracia, y su matrimonio no es para servir a Dios sino para hacer patrimonio y no matrimonio. Es lo más triste que una persona puede vivir, estar casado por la Iglesia, tener el sacramento matrimonial, y renunciar a Dios por el patrimonio. Y que yo sepa, nadie cuando muere se lleva su patrimonio, todo queda aquí. No es malo tener patrimonio, si hay verdadero matrimonio, pero pocas veces, algunas sí, pero pocas veces, los matrimonios católicos viven el sacramento matrimonial, porque ocurre que, con la excusa de ser laicos y vivir en el mundo, se están mundanizando mucho. No es necesario, para ser del mundo, ser mundano. Mañana hablaré de esto. Hoy te digo que el poder de Dios para crear almas, está bajo la voluntad de los padres, del matrimonio católico, y es una grave responsabilidad cumplir con la paternidad. ¡Hasta mañana!

P. Jesús
© copyright