Lunes 15 de Noviembre de 2.021
Tiempo Ordinario/33º
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Evangelio:
San Lucas 18, 35-43 Mendigando 35Acercándose (Jesús) a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. 36Oyendo a la muchedumbre que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Le contestaron que era Jesús Nazareno que pasaba. 38El se puso a gritar, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí. 39Los que iban en cabeza le reprendían para que callase, pero él gritaba cada vez más fuerte: Hijo de David, ten piedad de mí. 40Deteniéndose Jesús, mandó que se lo llevasen, y cuando se le hubo acercado, le preguntó: 41¿Qué quieres que te haga? Dijo él: Señor, que vea. 42Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha salvado, 43y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Todo el pueblo que esto vio, daba gloria a Dios. Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) «Palabra del Señor» «Gloria a ti Señor Jesús» |
Meditación:
Mendigando Tú, como el ciego, estás sentado al borde del camino, mendigando a Cristo que pasa, que te deje ver. Y Dios, sintiendo compasión por ti, se te acerca y te cura, y tú ves. ¿Qué ves? Te lo diré. Ves que muchos siguen sin ver, ves que muchos sufren, y otros más son los causantes de los sufrimientos de los demás y suyos propios, y decides hablarles, pero no sabes cómo… Pásales el Evangelio de la fe con mis meditaciones, porque si te hacen bien a ti, harán bien a los demás, porque el saber no ocupa lugar, y, sabiendo, se puede amar más y mejor a Dios, se deja la soledad, y aceptando la salvación que viene de Dios, comprendes que si Dios resucitó, tú también resucitarás; y ¿hay mayor alegría que saber que vivirás eternamente? Ahora bien… decide dónde quieres pasar el resto de tu vida, si en el Sumo Bien, o con el mal. Decidido esto, acepta a Cristo como Rey y dale tu vida obedientemente, no para recibir daño alguno, porque Dios no daña a nadie, sino para que, viendo Dios tu libertad, que se la das, Él, haga con ella, con tu libertad, la historia universal. Y no te preocupes por el mañana, Dios sabe de qué cosas tienes necesidad antes de que se lo pidas, pero pide, porque a Dios le agrada que pidas, quiere que pidas, porque Él, siendo Dios, puede darte todo lo que quieras; ¿qué quieres?, díselo a Jesús y espera, que Él pasa, y tú vas a dejar tu ceguera. P. Jesús © copyright |