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15 de mayo de 2015

Viernes 15 de Mayo de 2.015

Evangelio:

San Juan 16, 20-23a

Llorar no es tan malo

Joh 16:20 Dijo Jesús a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará; vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se volverá en gozo.»
Joh 16:21 La mujer, cuando pare, siente tristeza, porque llega su hora; pero, cuando ha dado a luz un hijo, ya no se acuerda de la tribulación, por el gozo que tiene de haber venido al mundo un hombre.»
Joh 16:22 Vosotros, pues, ahora tenéis tristeza; pero de nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros vuestra alegría.»
Joh 16:23 En aquel día no me preguntaréis nada.»

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Llorar no es tan malo

Es peor alegrarse como hicieron los mundanos que llevaron a Jesús a la muerte, y lo mataron, mientras sus discípulos, los discípulos de Jesús, Dios, ¡la Iglesia cristiana católica!, lloraba y se escondía. Y al tercer día, Jesús, Dios, resucitó, y su llanto, el llanto y dolor de los primeros cristianos, se volvió alegría, y empezó una nueva y maravillosa generación, la de la Caridad.

Llorar no es malo; cuando hay dolor se llora, se soporta, se resiste, se ora, se reza, se pide ayuda a Dios y a los demás, y las cosas pueden cambiar, y cambian; la alegría suple al dolor, y hay una calidad de vida, la vida de la Caridad, que es la única manera de vivir con calidad, viviendo la Caridad.

Amigo-a, ten caridad, obra y habla y piensa, medita… hazlo todo por y con amor a Dios; y siendo así, pones otra dimensión a todo lo que tienes y sale y das de ti, la dimensión del amor, el nuevo mandamiento que Cristo, Jesús, Dios, dio: “Amaos como Yo Dios os he amado”; y Cristo amó hasta la muerte, hasta dar la vida para cada uno, para ti, para que estos pecados que has cometido y te has confesado, no te sean tomados en cuenta por Dios, y no tengas que pagar por ellos, porque Cristo ya pagó por ti, muriendo, recibiendo todo mal que le dieron, siendo justo y bueno. Acepta que Jesús pagó tu deuda, porque Dios Padre se lo pidió, y Él, Jesús, Dios Hijo, lo aceptó y lo cumplió; y por Cristo, tienes tú la salvación que viene de Dios, y por Cristo, si te confiesas bien puedes recibir el perdón de tus pecados y puedes acceder al Reino de los Cielos, el nuevo Paraíso, este lugar maravilloso, planeado por Dios para que el hombre, la persona, viviera feliz eternamente. Es tuyo, si lo quieres. Tú decides.

P. Jesús

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