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15 de abril de 2015

Miércoles 15 de Abril de 2.015

Evangelio:

San Juan 3, 16-21

Dios Padre te da a Cristo

Joh 3:16 Jesús dijo a Nicodemo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna;»
Joh 3:17 pues Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para que juzgue al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
Joh 3:18 El que no cree, ya está juzgado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Joh 3:19 Y el juicio consiste en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Joh 3:20 Porque todo el que obra mal, aborrece la luz, y no viene a la luz por que tus obras no sean reprendidas.
Joh 3:21 Pero el que obra la verdad viene a la luz, para que sus obras sean manifiestas, pues están hechas en Dios.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Dios Padre te da a Cristo

Amigo, acepta a Cristo, ¡por Dios!, acepta el deseo y la voluntad de Dios de darte a su Hijo Jesús, el Cristo, el Hijo hecho hombre, de Dios, por nacer de Dios y la Virgen María, Virgen y Pura.

¿Qué tal estás tú de pureza?; ¿Amas y buscas la pureza, la virginidad?

Hay quien, las costumbres mundanas le han cambiado la conciencia, y ya no da importancia ni a la virginidad ni a la pureza.

A ti te lo digo, a ti que has sido impuro y no eres virgen; ama la pureza, ama la virginidad. Incluso un viudo-a, tiene que amar la pureza y la virginidad.

Es importante para el alma, que se valore y se ame y se quiera vivir en pureza y virginidad.

¡Fuera las ideas mundanas!, valora la fe de tu Iglesia, y Dios quiere que, antes de casarte, seas puro-a y virgen. Y después sigas siendo puro, sin deseos de actividades tan complicadas para el placer sexual-carnal, dentro del matrimonio, que no tengas pureza, que no sientas respeto por el cuerpo y no vaya siempre tu acto sexual matrimonial unido en su relación cuerpo-espíritu.

Sé puro, sé virgen como lo fue Cristo, que nunca se casó ni fornicó, ni hizo impurezas con cuerpo o mente, y por esto siempre pudo amar a todos y obrar haciendo el bien.

P. Jesús

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