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13 de enero de 2020

Lunes 13 de Enero de 2.020

Tiempo Ordinario /1º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Marcos 1, 14-20

El Reino de Dios está cercano

14Después que Juan fue preso, vino Jesús a Galilea predicando el Evangelio de Dios15y diciendo: Cumplido es el tiempo, y el reino de Dios está cercano; arrepentíos y creed en el Evangelio.

16Caminando a lo largo del mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. 17Y Jesús les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. 18Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19Y continuando un poco más allá, vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban también remendando sus redes en la barca, 20y los llamó. Ellos luego, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron en pos de Él.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El Reino de Dios está cercano

Tú, que estás con tu trabajo, con las redes, dispuesto a echarlas al mar para pescar tu sustento, que sepas que hay algo más importante y vital para ti que incluso el comer, y es el vivir en el Reino de Dios, allí adonde llegarás, no por tu dinero, sino con tu dinero, con lo que haces con él; porque no es malo el dinero ganado con tu trabajo, sino que es malo que no lo repartas con el necesitado, con el que sufre en su cuerpo la falta de alimento, el alimento necesario.

Algunos dicen que se aburren, que no saben qué hacer para divertirse en sus horas de ocio, y no han comprendido que, entre trabajo y trabajo, hay que hacer la labor de Dios, ayudar con las obras de misericordia a tus semejantes. El que se aburre, es que no ama.

En este Reino de Dios que está cercano, allí nadie se aburre, porque todos los que están allí, han sentido un amor tan grande por Dios, que lo han aplicado a todos sus hermanos; han ayudado a los de su casa, a sus amigos, a construir un mundo mejor, a veces, sólo dándoles su presencia. Porque no hace falta grandes cosas para ayudar a los demás, es más, hay quien va a ayudar a otros y aún estorba, es piedra de tropiezo porque se pasa las horas queriendo enseñar a los que va a ayudar cómo se hacen las cosas que, el que necesita ayuda, siempre las ha hecho. Hay quien va a ayudar y lo pone todo “patas arriba”, para hacerse notar, para que digan de él: “es sabio”, pero el sabio es el que es sal, el que es luz, el que, en vez de corregir con la voz, calla y da un abrazo que te llega al alma; y empieza el corazón, de nuevo, a sentir las fuerzas, esas que le flaquearon al pensar que estaba solo, pero has acudido tú a ayudarlo, empezando con un gran abrazo de acogida.

Abrazaos, porque en el Reino de Dios se vive en un abrazo colectivo, donde Dios mismo es el centro de cada uno en todos.

No seas un aburrido y ve, ponte en marcha a ayudar a los demás, porque el mundo necesita de ti; aun tienes esa misión, más grande que tú, por cumplir.

¡Arriba!

¡Adelante!

¡En marcha!

La luz de Dios es la estrella que alumbra tu conciencia.

No te aburras en tu vida, cumple con tu misión y verás cuantas estrellas brillarán en los ojos de los que habrán recibido tu abrazo, tu labor…, esta esperanza que está en tu corazón y te dice que hay un lugar en el mundo donde se te necesita, donde aún hay esperanza, donde nadie se aburre porque todos trabajan y ayudan al necesitado, dando pan al hambriento y sal, al aburrido de turno, que no sabe que en este mundo, no sólo existe uno: tú; sino que todos esos tús, son el Reino de los Cielos.

¡Amor!

P. Jesús
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