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13 de agosto de 2017

Domingo 13 de Agosto de 2.017

 Evangelio:

San Mateo 14, 22-33

Jesús mandó a sus discípulos

Mat 14:22 Jesús mandó a los discípulos subir en la barca y precederle a la otra orilla, mientras Él despedía a la muchedumbre.
Mat 14:23 Una vez que la despidió, subió a un monte apartado para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mat 14:24 La barca estaba ya en medio del mar, agitada por las olas, pues el viento le era contrario.
Mat 14:25 En la cuarta vigilia de la noche vino Jesús a ellos andando sobre el mar.
Mat 14:26 En viéndole los discípulos andar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma». Y de miedo comenzaron a gritar.
Mat 14:27 Pero al instante les habló Jesús, diciendo: «Tened confianza, soy yo; no temáis».
Mat 14:28 Tomando Pedro la palabra, dijo: «Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas».
Mat 14:29 Él dijo: «Ven». Bajando de la barca, anduvo Pedro sobre las aguas y vino hacia Jesús.
Mat 14:30 Pero, viendo el viento fuerte, temió, y, comenzando a hundirse, gritó: «Señor, sálvame».
Mat 14:31 Al instante Jesús le tendió la mano y le cogió, diciéndole: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?».
Mat 14:32 Y en subiendo a la barca se calmó el viento.
Mat 14:33 Los que en ella estaban se postraron ante Él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres Hijo de Dios».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Los padres aman a sus hijos y piden por ellos

Tú, que eres discípulo de Jesús, a ti Dios te tiene confianza y te manda, y si tú eres realmente discípulo suyo, vas a obedecerle. Si eres un judas, lo vas a traicionar; y judas era discípulo de Jesús, el Mesías, pero fue a la suya, ¡quería dinero!, y por dinero, vendió a Jesús, entregándolo con un beso.

Algunos siguen entregando a Dios a la cruz con un beso de amor falso. ¡Cuánto llora Jesús por los que no le obedecen y además le crucifican a sufrir por ellos en sus desórdenes humanos.

Jesús dijo también que no son mundanos sus discípulos, aun siendo de este mundo; pero, ¡mirad!, mirad a los discípulos de hoy, seguidores de Jesús, que en nombre de Dios, hacen aberraciones con su cuerpo y con el cuerpo de otros.

Y tantas cosas hacen algunos por dinero, por tener dinero, que incluso pervierten su unión sexual matrimonial.

Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca.

Jesús quiere que entres en tu barca de la vida y vayas a la otra orilla, a la Vida Eterna. Pero llega la tormenta y te asustas, y dices que Dios, que Jesús, es un fantasma. Ya ni reconoces a tu Señor, ya le has olvidado, en cuanto la mar ha atacado tu barca y el viento contrario, este mundanismo, te llama para otro lado; y las olas te besan, para que te olvides de las promesas que Jesús, en sus enseñanzas, te predicó con su Palabra.

Juan, el joven y puro Juan, reconoció al Maestro, y lo dijo, y Pedro se echó al mar.

Yo, hoy, hago como Juan, el joven y puro Juan, y te digo a ti: no estás solo en esta tormenta; Dios, Jesús, viene por ahí, caminando sobre el mar, haciendo algo imposible para el hombre, para estar cuanto antes a tu lado. Dios hace, aún hoy en día, algo imposible para el hombre, pero posible para Dios, el hacerse Pan en la Eucaristía, el ser Vino en la Mesa del Altar, para que tú hagas como Pedro y dejes de escuchar al mundanismo, y escuchándome a mí, a los sacerdotes, vayas a comulgar, y recibiendo a Jesús, se calme tu mar interior, de pasiones que te hacen oír voces de sirenas hechiceras, que quieren que tú te pierdas, que naufragues y seas botín del mar, del dios que quiso ser Satanás.

Jesús te manda a ti, discípulo amado, a propagar el Evangelio, a vivirlo, y ser otro Juan que dice: Dios viene hacia ti, para ayudarte en tu tormenta, para calmar la tempestad, que son estas tentaciones que te apartan de ser del mundo pero no mundano. ¡No estás solo!, Dios necesita de ti; Dios quiere mandarte, como al discípulo que dices ser, y que eres y serás; y escuchas la voz de Juan, y haciendo como Pedro, vayas a Dios, a Jesús, en la Santa Misa, cada domingo y fiesta de guardar. ¡Dios te espera! Dios te manda ir a Misa. ¡Ven!

P. Jesús

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