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12 de septiembre de 2016

Lunes 12 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 7, 1-10

El centurión de Cafarnaún

Luk 7:1 Cuando hubo acabado Jesús de pronunciar discursos a oídos del pueblo, entró en Cafarnaúm.
Luk 7:2 Estaba a punto de morir un siervo de cierto centurión que le era muy querido.
Luk 7:3 Este, oyendo hablar de Jesús, envió a Él algunos ancianos de los judíos, rogándole que viniese para salvar de la muerte a su siervo.
Luk 7:4 Llegados éstos a Jesús, le rogaban con instancia, diciéndole: «Merece que le hagas esto,
Luk 7:5 porque ama a nuestro pueblo, y Él mismo nos ha edificado la sinagoga».
Luk 7:6 Jesús echó a andar con ellos. Ya no estaba lejos de la casa, cuando el centurión envió a algunos amigos que le dijeron: «Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo.
Luk 7:7 Ni yo me he creído digno de ir a ti. Pero di sólo una palabra, y mi siervo será sano.
Luk 7:8 Porque también yo soy hombre sometido a la autoridad, pero tengo a la vez soldados bajo mi mando, y digo a éste: «Ve», y va; y al otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace».
Luk 7:9 Oyendo esto Jesús, se maravilló de él y, vuelto a la multitud que le seguía, dijo: «Yo os digo que tal fe como ésta no la he hallado en Israel».
Luk 7:10 Vueltos a casa los enviados, encontraron sano al siervo.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El centurión de Cafarnaún

Ves, lo que te decía ayer, que para Dios, le basta la oración y el buen ejemplo, ¡el tuyo!, el mío, el de todos; porque Dios es Dios, y quien pueda comprenderlo, aceptarlo y valorarlo, tendrá alegría en su corazón, podrá pedir con fe, en oración, y Dios le concederá cualquier cosa buena que pida, y que lo pida en nombre de Jesús, Dios.

Así, que empieza a hacer tu lista, y pide, pide, pide; que no se te quede nada sin pedirle a Dios, de lo que necesites, sea salud, amor, dinero, éxito; y caridad, compasión, perdón y saber perdonar…; todo, todo está dispuesto por el Padre, para que pidiendo bien y haciendo el bien, Dios te conceda lo bueno. Ten fe y pide por ti, por mí, por todos. 

Te ha sorprendido que te diga que pidas por mí, pues sí, quiero que pidas para mí, por mis intenciones, que tengo muchas, ¡muchísimas!, sobre todo, la santidad y unidad de la Santa Madre Iglesia Católica, me interesa; quiero, vivo para que la Iglesia florezca, para que sea santa, como lo quiere Dios. Sí, reza por mí, porque yo siempre pido por ti; y como el centurión pidió a sus siervos que acudieran a Dios, yo te pido a ti que reces por mí; y tú, pídeme a mí que rece por ti, porque cada uno tiene una influencia especial con Dios; y por los méritos de Cristo, podemos rezar con paz, con la paz de saberse uno oído, escuchado por Dios Padre, al que por Cristo, todo lo bueno es de su bien, y con su bien, dice: Amén.

Hay que fiarse de Jesús, el mediador perfecto, el que salvó al mundo y nos consiguió un lugar en el Cielo, si es que alguien lo quiere; ¿lo quieres tú? Sí, sé que sí, que lo quieres, pues confía en Jesús y pide a Dios a través de Él, de Dios Hijo, Jesucristo; y ve a la Iglesia, y pide ante el Sagrario, y verás cuántas maravillas ocurren en tu vida. Sé hombre de fe, como el centurión, y pide a través de Jesús; Dios oirá tu oración y verás maravillas por tu oración.

Gracias.

P. Jesús

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