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12 de junio de 2016

Domingo 12 de Junio de 2.016

Evangelio:

San Lucas 7, 36-50

La pecadora arrepentida

Luk 7:36 Un fariseo rogó a Jesús que comiera con él, y, entrando Jesús en su casa, se puso a la mesa.
Luk 7:37 Y he aquí que llegó una mujer pecadora que había en la ciudad, la cual, sabiendo que estaba a la mesa del fariseo, con un pomo de alabastro de ungüento,
Luk 7:38 se puso detrás de Él junto a sus pies, llorando, y comenzó a bañar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con los cabellos de su cabeza, y besaba sus pies y los ungía con el ungüento.
Luk 7:39 Viendo lo cual, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: «Si éste fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, porque es una pecadora».
Luk 7:40 Tomando Jesús la palabra, le dijo: «Simón, tengo una cosa que decirte». Él dijo: «Maestro, habla».
Luk 7:41 Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios; el otro, cincuenta.
Luk 7:42 No teniendo ellos con qué pagar, se lo condonó a ambos. ¿Quién, pues, le amará más?»
Luk 7:43 Respondiendo Simón, dijo: «Supongo que aquel a quien condonó más». Díjole Jesús: «Bien has respondido».
Luk 7:44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa, y tú no me diste agua a los pies; mas ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos.
Luk 7:45 No me diste el ósculo de paz, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies.
Luk 7:46 No ungiste mi cabeza con óleo, y ésta ha ungido mis pies con ungüento.
Luk 7:47 Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama».
Luk 7:48 Y a ella le dijo: «Tus pecados te son perdonados».
Luk 7:49 Comenzaron los convidados a decir entre sí: «¿Quién es éste para perdonar los pecados?»
Luk 7:50 Y dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

La pecadora arrepentida

Dios lo sabe todo de ti; ¡quédate!, no te vayas, Dios te Ama.

Y amando tanto Dios, unido a ti por la Comunión, al haber dejado antes tu   imperfección en el confesonario, recibes, contento-a, feliz, al Dios de Cielos y tierra que, quedándose en la Hostia Consagrada, entra en ti, cada día que lo desees recibir, para recibir el Amor de un Dios que murió por ti, para que tú puedas vivir en plenitud la fe, porque sin los sacramentos, sin Dios, no se puede ser feliz, es difícil poder cumplir con sus santos mandamientos de la Ley. Porque Dios dio y cumplió la Ley, Ley a la que está sujeta la persona, toda persona, si quiere vivir bien, si quiere ser feliz, si quiere ser por lo que fue creado, de las propias manos de Dios, hombre racional.

Hay que meditar, hay que pensar las cosas antes de hacerlas, hay que decidir por ti mismo-a lo que quieres realmente hacer en tu vida; ¡eres libre! Dios te da la libertad desde todos los tiempos, no tienes que estar sometido a nada que no quieras y que no vaya a una con la misma Ley de Dios, que es el manual del hombre para vivir en el mundo, este lugar algo inhóspito, mientras no lleguemos a la verdadera morada de los hijos de Dios, ¡tú!, al Cielo Eterno, al Amor Eterno con que Dios nos Ama.

Date cuenta de la Verdad, vivimos para hallar el Amor, para ir al Amor, y somos todos, parte del Cuerpo Místico de Cristo, Dios.      

El Amor es lo que somos, somos Amor de Dios; somos el Amor con que Dios nos amó y nos ama, que nos dio vida y vivimos, y llegamos al mundo, vía unión de nuestros padres en el amor, que tendríamos todos que nacer del Amor en el amor de dos esposos que, amando a Dios, nos dieran la vida para darnos la oportunidad de alcanzar el Amor de Dios y llegar, después de nuestra muerte, a este Amor Eterno. Salimos de Dios y regresamos a Dios. La vida es sagrada, porque tenemos vida para ir a la Vida Eterna, y nadie puede prohibirnos vivir, porque si Dios quiere que vivamos, deberíamos vivir, y no se puede manipular la vida, a menos que no sea por causas MUY GRAVES, para negarle a otra alma alcanzar la Divina Misericordia con que Dios lo Ama y quiere darle su Amor.  Por eso hay que defender la vida y solicitar que se engendre a una persona por amor, que es la manera natural y sana y santa de nacer, aunque no suele ser esta la más frecuente, pero aunque no sea, esta debería ser, porque estamos todos metidos en la prueba, y nuestra vida, va de ser probados en el examen de las obras de la fe, por nuestra caridad.

Estábamos, días atrás, hablando del Purgatorio, y creo que ha quedado claro; así es, el Purgatorio es un lugar, donde van las almas después de dejar su cuerpo en la tierra, para sufrir por desear unirse al Amor con que Dios las ama, y lo han visto y lo han comprobado.

Quiero hablarte a ti, a ti que sufres de una enfermedad mortal y sufres tanto, pero aunque te comprendo y es normal que sufras, quiero decirte, que sabiendo que te espera la muerte en breve, puedes prepararte para pasar de esta vida al Amor Eterno; confiésate, comulga ¡cada día!, gana indulgencias plenarias, pórtate bien, no sufras en vano, porque todos van a morir, ¡todos!, ni uno quedará con vida, y a ti, como a todos, te espera EL AMOR DE DIOS; ¡sé santa!, ¡sé santo!, los días, el tiempo que te falte para morir, para PARTIR AL AMOR; sé santo, sé santa, y perdona a todos y pide perdón, y te aseguro, hijo mío, hija mía, que la dicha será tuya ETERNAMENTE. Todos van a pasar por esto, por la muerte, TODOS, y tú sabes más o menos cuando será tu tiempo; entonces, ¡disfruta de comulgar cada día! disfruta de saber que ya Dios vino al mundo en Jesús y que murió por ti, ¡que te espera! Y, no hagas caso a los pesimistas, a los que les faltan virtudes y por eso te fastidian, por eso niegan la existencia de Dios, o le echan la culpa de la muerte y lo demás malo que hay en la vida, por añadidura.

¡Vaya por Dios! Tengo que seguir también mañana con el tema. ¡Hasta mañana!; ¡ven a leerme, que te haré feliz con mis palabras de Vida Eterna!

Gracias.

P. Jesús

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