12 de enero de 2020

Eso quería proponerte hoy, que cada día, si puedes, y muchos pueden, otros no, pero muchos sí; pues a esos que podéis, quiero pediros, quiero pedirte a ti que sí puedes, que cada día te presentes ante el Sagrario, sí, algo así, como para pasar revista, ante el que es más que un caudillo, el que es Rey de reyes, ¡Jesucristo!

Quiero que te presentes ante Jesús, Dios, y no para hacerle compañía, sino para pasar lista, es decir, para decirle: “Señor, estoy aquí ¡presente!”, y empiezas a enumerar las cosas en las que has mejorado desde el día de ayer; porque te lo digo, compañía, Dios, realmente no la necesita, tiene a millares y millones incontables de ángeles que le hacen compañía y no le fastidian, como tantos que van al Sagrario a hablar de otros y no de sí mismos, ante El que puede ayudarle a él y no a los que no van, a esos de los que se queja; pero dejemos esto y enfoquémonos a lo que quiero decirte, sí, el que tienes un Dios vivo, que te espera en el Sagrario, y te espera allí, para que cuando vayas le digas todo de ti. Él ya sabe quién es Él, lo dijo claro, dijo que era el Mesías; ¿recordáis el Evangelio de hace unos pocos días? pues allí lo leímos todos, todos los que lo leyeron.

Puntualicemos, ¿te parece bien presentarte ante tu Rey y dejar que te pase lista?; sí, hombre, mujer, es decir, examen de conciencia; ¡eso es!, pues haz este pacto y verás lo maravilloso que es ir a pasar lista ante el Rey, Jesucristo.