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11 de agosto de 2018

Sábado 11 de Agosto de 2.018

Tiempo Ordinario /18º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Mateo 17, 14-20

Curación del niño endemoniado

14Al llegar ellos a la muchedumbre, se le acercó un hombre (a Jesús), y, doblando la rodilla, 15le dijo: Señor, ten piedad de mi hijo, que está lunático y padece mucho; porque con frecuencia cae en el fuego y muchas veces en el agua; 16le presenté a tus discípulos, mas no han podido curarle. 17Jesús respondió: ¡Oh generación incrédula y perversa!, ¿hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? Traédmelo acá. 18E increpó al demonio, que salió, quedando curado el niño desde aquella hora.

19Entonces se acercaron los discípulos a Jesús, y aparte le preguntaron: ¿Cómo es que nosotros no hemos podido arrojarle? 20Díjoles: Por vuestra poca fe; porque en verdad os digo que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a este monte: Vete de aquí allá, y se iría, y nada os sería imposible.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Curación del niño endemoniado

Tu fe, la falta de más fe, te ha debilitado, y las cosas no te van tan bien como quisieras. Dios, Jesús, dijo que sólo con tu fe, con la fe en Él, en Jesús, que es Dios, podrías, puedes decir a este monte: «Trasládate de aquí allá», y se trasladaría, y nada os sería imposible.

La oración viene a ayudarte a la fe; tú, tú reza con fe a Dios Padre, en nombre de Jesús, y recordando al mismo Jesús, que te decía: “¿Qué quieres de mí?”, díselo con tu oración. Reza hijo mío, reza hija mía, que el pedir con tu voz, con tus palabras, eso hace llenarte de más fe, por la Gracia de Dios, y esta misma Gracia, te pone… (¿cómo lo diría, para hacerme comprender mejor?) en “onda” con la Divina Providencia, y es Dios mismo, en esta “secuencia de ondas de amor”, por la oración, que hace que tu oración sea tan valiosa, porque por tus palabras salidas de tu fe, de creer porque sí, en Jesús, en Dios mismo y su Palabra, hace que la unión tuya con Dios, tú por tu fe y Dios por su Amor, hace que no te niegue nada, ¡nada! ¡Haz la prueba!, pero reza, ¡reza!

Cuando se deja de rezar, cuando no hay fe, y por lo cual se deja de rezar, entonces la Divina Providencia, espera, espera escucharte, y es entonces cuando tu naturaleza humana se aparta del bien, porque el Bien es Dios, y por no estar tú, en “onda” con Dios. Los grandes teólogos dirán de mí que estropeo todas sus intelectuales y magníficas exposiciones de Dios, con mis “remedios caseros”, pero es que quiero que todos lo entendáis y no os sintáis solos, y no sólo esto, quiero que superéis toda crisis, ya sea de identidad, de enfermedad y dolores, como las crisis económicas, porque Dios puede, puede acabar con todo ello, si tu tienes fe. Pero volvamos a mis intentos de hacerme entender, lo que entiendo por fe y por razón de mi amor en la fe de amar a Dios sobre todas las cosas y personas, que así es como llegué a comprender a Dios, dejándome amar por Él, y te invito a que dejes que Dios te ame y te enseñe, como me enseñó a mí, por vivir en su Gracia, en Gracia de Dios, que es la única manera de estar en contacto directo con Él, por medio de los sacramentos. Si quieres saber, ¡no peques más! Y vete a confesar y ve a unirte a Dios, y vive, viviendo Dios en ti. Pero volvamos a lo que íbamos; muchas veces, amados hijos, no es que os cansáis de rezar, sino que sufrís tanto y por tantas cosas, oh amados míos, que la soledad en que os mantiene el sufrimiento, porque el sufrimiento es un confinar a la persona en si misma y en su soledad, porque nadie puede sufrir contigo, puede sufrir porque tú sufres, pero no en tu mismo sufrimiento; el sufrimiento nos aisla de los demás, y eso es bueno a veces, porque nuestra falta de fe en Dios, puede llevar a muchos a caer en manos de los hombres, de doctrinas de hombres, y no en la única doctrina verdadera: la Católica, la de Jesús, el Mesías, que es Dios; entonces, como te decía, la misma naturaleza viene en tu ayuda, y ¡te pasa cada cosa en tu vida, cada susto y disgusto! Y es porque la misma naturaleza busca a Dios, ¡necesita de Dios! Va a su encuentro con gritos de dolor: “¡Dios, ámame, estoy cansada de los hombres, que me estropean, que no me cuidan, que me maldicen con tantos asesinatos!” Y en su sufrimiento, la naturaleza se subleva a los hombres malos, y llora por su dolor, y pasan estas desgracias mundiales, porque el hombre no cumple con Dios, con lo que Dios le pidió en el principio: “Cuida y domina el mundo”; pero el hombre, con las falsas doctrinas, se pasa el día practicando el sexo, dándose a los vicios, que el vicio es lo contrario de la virtud; y la virtud es el lugar donde reside lo humano, lo natural del hombre, de la persona, que es el cumplimiento fiel de los Diez mandamientos de la Ley de Dios. El hombre, en la mayoría de la multitud, se busca a sí mismo, ¡ha dejado de buscar a Dios!, que es ése su propósito de vida…

Hijos, mañana continuaré, porque hoy toca trabajar, dominar la tierra, y no quiero teneros mucho tiempo apartados de vuestros deberes de estado, de trabajo laboral, que sé que muchos me leéis desde el ordenador, en vuestras horas de trabajo. Mañana sigo. ¡Sed buenos! Que os amo más, si lo sois. Y, podéis serlo. 

P. Jesús

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