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11 de abril de 2018

Miércoles 11 de Abril de 2.018

Tiempo Pascual /2º

Misal virtual de hoy AQUÍ

Evangelio:

San Juan 3, 16-21

El que cree en Él no es juzgado

(Dijo Jesús a Nicodemo):16Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna; 17pues Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para que juzgue al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. 18El que cree en Él no es juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19Y el juicio consiste en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo el que obra mal, aborrece la luz, y no viene a la luz por que sus obras no sean reprendidas. 21Pero el que obra la verdad viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas, pues están hechas en Dios.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944) 

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

El que cree en Él no es juzgado

No es que a quien crea en Él, en Dios, se le permita pecar, sino que quien cree realmente en Él, en Jesús de Nazaret, en que es Dios, Dios Hijo, Jesucristo, el Mesías, ese no peca, pone cuidado en no pecar, y si peca, se va a confesar; y por confesar en vida sus pecados ante un sacerdote católico, entonces no es juzgado; su juicio, el juicio que todos los hombres pasan al morir, por haber creído y confesado sus pecados en confesión, estando estos pecados perdonados por Dios, en el momento de recibir del sacerdote la absolución y por cumplir con la penitencia impuesta, pues, después de morir, estos pecados ya confesados no son juzgados, porque ya Dios los perdonó por el sacerdote que le dio la absolución de los mismos.

¡Alegría!, la alegría de la fe es irte a confesar para que no seas juzgado por Dios por los pecados confesados.

La Gracia de Dios, ¡regalo de la fe!

Por la fe, vas a confesarte y no serás juzgado de estos pecados confesados después de tu muerte, y en vida, por la penitencia cumplida, estás en paz con Dios.

La bondad, el bien, es mirar por uno mismo, de salvarse. Tú puedes salvarte si crees en Jesús, en Dios, en que Jesús es Dios y dio a los sacerdotes el poder de perdonar pecados, el poder de que en su Nombre tú seas salvado. ¡Aleluya!

Dios te ama y te dio la confesión para demostrarte su amor. Acepta ser salvado por la muerte de Dios, de Jesús, en la Cruz; y siendo así, Jesús, Dios, dijo para ti, que el que cree en Él, no es juzgado.

¡Te espera el Cielo Eterno!, sí, a ti, ¡a ti! Sólo cree y cumple el Evangelio. Confiésate, deja que el sacerdote, en nombre de Dios, te perdone, porque Dios murió y resucitó.

¡Aleluya!

¡¡¡Eres libre!!!

¡¡Qué maravillosa noticia!!… ¡libre tú!

¡Libre!

P. Jesús

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