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10 de septiembre de 2016

Sábado 10 de Septiembre de 2.016

Evangelio:

San Lucas 6, 43-49

Del buen tesoro de tu corazón

Luk 6:43 Decía Jesús a sus discípulos: «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé fruto bueno,
Luk 6:44 pues cada árbol se conoce por su fruto; y no se cogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian racimos.
Luk 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo saca cosas malas de su mal tesoro, pues de la abundancia del corazón habla la lengua.
Luk 6:46 ¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que os digo?
Luk 6:47 Todo el que viene a mí y oye mis palabras y las pone en obra, os diré a quién es semejante.
Luk 6:48 Es semejante al hombre que, edificando una casa, cava y profundiza y cimienta sobre roca; sobreviniendo una inundación, el río va a chocar contra la casa, pero no puede conmoverla, porque está bien edificada.
Luk 6:49 El que oye y no hace, es semejante al hombre que edifica su casa sobre tierra, sin cimentar, sobre la cual choca el río, y luego se cae y viene a ser grande la ruina de aquella casa».

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Del buen tesoro de tu corazón

¿Qué tienes en tu corazón?

Dijo Jesús, Dios: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el malo, de su mal saca lo malo, porque de la abundancia del corazón, habla su boca”.

Fíjate bien de lo que habla quien amas, quien quieres con él, ella, hacer planes de boda, porque lo dicho por Dios es la verdad, y dijo que de la abundancia del corazón, habla la boca.

¿Qué tienes en tu corazón?… ¿De qué hablas?, ¿cómo hablas?

Veo tu corazón, por tus palabras.

Quien no tiene educación, no te respetará la opinión, y por no respetarte, se hará tu dios, y llorarás luego tu cautiverio, en manos de uno-a que no te ama, que quiere obligarte a servirle. Y no vas a ser feliz con alguien así.

Tú eres tú. Dios te juzgará por ti, y a ti, sólo a ti, cuando mueras. Y te juzgará por tus palabras y obras, por lo que tienes en el corazón, porque como dijo Jesús, Dios: «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni tampoco árbol malo que dé buen fruto. Pues cada árbol se conoce por su fruto; no se recogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas del zarzal”.

Dios lo tiene claro. ¿Y tú?

Piénsalo bien. Reacciona. Cambia de vida, porque como dijo Dios, Jesús: «¿Por qué me llamáis, «Señor, Señor», y no hacéis lo que os digo?” A Dios nadie le engaña, ni tú.

P. Jesús

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