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10 de marzo de 2015

Martes 10 de Marzo de 2.015

Evangelio:

San Mateo 18, 21-35

Hay que perdonar

Mat 18:21 Se acercó Pedro a Jesús y le preguntó: «Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano si peca contra mí? ¿Hasta siete veces?
Mat 18:22 Dícele Jesús: No digo yo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Mat 18:23 Por eso se asemeja el Reino de los cielos a un rey que quiso tomar cuentas a sus siervos.
Mat 18:24 Al comenzar a tomarlas, se le presentó uno que le debía diez mil talentos.
Mat 18:25 Como no tenía con qué pagar, mandó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía y saldar la deuda.
Mat 18:26 Entonces el siervo, cayendo de hinojos, dijo: Señor, dame espera y te lo pagaré todo.
Mat 18:27 Compadecido el señor del siervo aquel, le despidió, condonándole la deuda.
Mat 18:28 En saliendo de allí, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándole, le ahogaba diciendo: Paga lo que debes.
Mat 18:29 De hinojos le suplicaba a su compañero, diciendo: Dame espera y te pagaré.
Mat 18:30 Pero él se negó, y le hizo encerrar en la prisión hasta que pagara ¡a deuda.
Mat 18:31 Viendo esto sus compañeros, les desagradó mucho, y fueron a contar a su señor todo lo que pasaba.
Mat 18:32 Entonces hízole llamar el señor, y le dijo: Mal siervo, te condoné yo toda la deuda porque me lo suplicaste.
Mat 18:33 ¿No era, pues, justo que tuvieses tú compasión de tu compañero, como la tuve yo de ti?
Mat 18:34 E irritado, le entregó a los torturadores hasta que pagase toda la deuda.
Mat 18:35 Así hará con vosotros mi Padre celestial si no perdonare cada uno a su hermano de todo corazón.

Sagrada Biblia. Nacar-Colunga (1.944)

«Palabra del Señor»

«Gloria a ti Señor Jesús»

Meditación:

Hay que perdonar

Amigo, aunque te cueste, tienes que perdonar siempre que te pidan perdón, y te añado que perdones siempre, aunque no te pidan perdón; además de que es lo justo, como justo es Dios contigo, que te perdona siempre que le pides perdón en confesión ante un sacerdote católico, que con las palabras de la absolución, te da el perdón de Dios y viene a ti la consolación de Dios Espíritu Santo, que consuela siempre al confesado, porque es un sacramento ir a la Iglesia Católica y confesar los pecados. Y, ¿tú qué sabes, si este que te ha ofendido, ha ido a confesarse de su pecado contigo? Muchos no dicen nada, ofenden y callan, pero van a confesarse a Dios de haber pecado, y Dios los perdona siempre. Perdona tú a ese que te ha hecho daño, quizás él ha pedido perdón a Dios por el daño que cometió, aunque ante ti lo está callando. Piensa en esto, o en que quizás pedirá perdón a Dios antes de morir, y Dios lo perdonará; en cambio, no te perdonará a ti que no lo has perdonado, porque quizás tú no lo perdonas o no lo perdonarás y vives y vivirás con la carga de no haber perdonado, cuando sabes que Dios quiere que perdones las faltas de los demás, que te duelen, porque así lo dice la oración del Padrenuestro: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Nadie es perfecto, y hay quien tiene “un mal día”, y a veces lo tiene cada día, porque en su vida recibe mal en vez de bien, y da lo que recibe, porque cuesta la caridad, cuesta el tener fe y amar al enemigo. Y aunque cueste, hay que cumplir con Dios, Uno y Trino, que todo lo hizo para todos, porque a todos ama Dios en unidad, a todos los quiere a su lado y a todos perdona en confesión.

Antes de confesarte, debes bautizarte.

P. Jesús

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